Cada 8 de mayo se conmemora a nivel internacional, el Día Mundial del Cáncer de Ovario. Una fecha establecida en el calendario por organizaciones de pacientes con el propósito de concientizar sobre este tipo de dolencia cuya tasa de supervivencia es la más baja de los cánceres femeninos.

Cuando se referencia al cáncer de ovario, también se incluye al de trompas de falopio y al de peritoneo. Esta enfermedad en sus primeros estadios, puede tener pocos o ningún síntoma, lo cual dificulta el diagnóstico. Si se detecta en etapas tempranas, el tratamiento suele ser más eficaz.

El cáncer de ovario es el octavo más común en las mujeres de todo el mundo y el séptimo más frecuente en Argentina”, afirmó Ana Laura Mendaña, médica especialista en Oncología Clínica del Instituto Alexander Fleming.

Las principales afectadas hoy en día son principalmente las mujeres postmenopáusicas de más de 50 años, pero puede aparecer a cualquier edad. “En nuestro país se diagnostican por año 2.700 nuevos casos y se producen 1.420 muertes por esta causa”, explica Mendaña.

Si bien se desconoce la causa exacta del cáncer de ovario, se han identificado varios factores que pueden aumentar el riesgo de padecerlo:

Antecedentes familiares: madre o hermana que hayan tenido cáncer de ovario, útero o mama.

Edad: las mujeres mayores de 50 años tienen un riesgo mayor. La mayoría de los cánceres de ovario se detectan después de la menopausia.

Factores hormonales: no haber tenido hijos, no haber tomado anticonceptivos, comienzo de menstruaciones a edades tempranas o inicio de la menopausia de manera tardía.

Factores genéticos: ciertos rasgos genéticos pueden aumentar el riesgo. Las mujeres con mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2 tienen un riesgo de desarrollar cáncer de ovario que va del 23% al 54%.

Problemas ginecológicos previos: como quistes ováricos o endometriosis.

Estilo de vida: obesidad, sedentarismo y tabaquismo.

Ante esta enfermedad que produce síntomas en etapas más avanzadas, resulta fundamental la prevención.

Por ello, es necesario realizarse los estudios de rutina y prestar atención al cuerpo es sumamente importante para poder tratar la enfermedad a tiempo y de manera correcta.

Algunos estudios como la ecografía abdominal y ginecológica; la resonancia magnética nuclear de abdomen y pelvis, la tomografía computada o un examen físico y de laboratorio pueden detectarla, pero la confirmación del diagnóstico se realiza con la biopsia quirúrgica.

Para Mendaña: «El diagnóstico y el tratamiento de un cáncer de ovario tienen un impacto importante en la calidad de vida y el bienestar de la paciente, lo que depende, principalmente, del estado de salud previo, los síntomas que presente, el estadio en el que se diagnostica y los efectos secundarios de los tratamientos”.