Por Graciana Petrone

Cada 4 de marzo se llevan a cabo diferentes jornadas de concientización en el planeta en el Día Mundial de la Obesidad teniendo en cuenta que es una enfermedad que afecta a 800 millones de personas a nivel global. En tanto, en la Argentina más del 50 por ciento de la población tiene exceso de peso, lo que aumenta el riesgo de sufrir más de 200 problemas de salud, entre ellos diabetes, hipertensión, enfermedades respiratorias crónicas, afecciones en riñones, hígado y desarrollar algún tipo de cáncer, según datos aportados desde el Ministerio de Salud de la Nación.

Muchas personas visitaron endocrinólogos para descartar patologías, a nutricionistas e hicieron distintas dietas y otras actividades físicas durante años, pero nada les funcionó. Sin embargo, un gran porcentaje de los que asisten a las reuniones de la Asociación de Lucha Contra la Obesidad (ALCO) y tienen constancia en el tiempo, han llegado a bajar hasta 200 kilos o, como refirió María del Carmen a Conclusión: “A alcanzar el peso deseado”.

ALCO es una organización sin fines de lucro fundada en 1967 por el médico Alberto Cormillot y es considerada como la institución de habla hispana más importante que lucha contra la obesidad, y además fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“El objetivo es trabajar juntos para la recuperación e implica que el que recién empieza sea orientado por aquel que tiene un poco más de experiencia, lo que no se traduce en años: en algunos casos en un poco más de asistencia a las reuniones”

“La obesidad es una enfermedad, pero no es una adicción como muchos creen, es una enfermedad con brotes adictivos a ciertos alimentos, lo que no es lo mismo”

“Muchos creen –insiste– que vienen en busca de una dieta y nosotros tenemos un plan de alimentación, que es mucho más que una dieta. Es una forma de vida. Por eso para nosotros la asistencia al grupo es el pilar, porque la que se aleja de los grupos engorda y eso está probado”.

En primera persona

“De chica fui muy delgadita, pesaba 50 kilos. Me casé a los 23 años y de a poquito empecé a subir de peso, tuve cuatro hijos, era docente y tenía horarios muy dispares. Hacía uso de la comida chatarra, de lo fácil, de lo rápido. No tomé noción de todo eso y con cada embarazo iba engordando cada vez más.

Cuando cumplí 50 años y me separé, quise verme y sentirme mejor y fui a Alco que estaba en Salta y Presidente Roca, y logré bajar 22 kilos y cuando los bajé, me fui. No entendí de la importancia de asistir a los grupos porque dije ‘Esto ya está’, ‘Esto ya lo sé’, ‘Ya puedo seguir sola’. Pasaron unos años y tenía más kilos que eso, porque el cerebro tiene memoria y te lleva al peso mayor que tuviste y más también. Había bajado 20 y volví con 24, y esta vez me dije que no iba a dejar, pero por cuestiones personales, que hoy sé que son excusas, me fui de los grupos otra vez.

En 2013 tuve un serio problema de presión alta y el médico me dijo que si no bajaba de peso no se podía solucionar nada. Pesaba 118 kilos. Hoy peso 86, no es que haya llegado a mi peso posible, aparentemente no voy a alcanzarlo porque hace cuatro años que me mantengo en ese peso. Tengo 72 años y problemas en los pies y en la rodilla, todo producto de la obesidad, sumado a un problema de visión lo que no me permite salir a caminar”.

Después de 22 años, y de idas y vueltas, María del Carmen sigue asistiendo a los grupos y además es voluntaria realizando distintos tipos de tareas para integrar a la gente a Alco a través de la virtualidad. También coordina reuniones por zoom y es asistente en otras.

No es cuestión de “morirse de hambre”

Otra de las cuestiones que aclaró María del Carmen es que “la gente cree que hacer una dieta (o tratamiento para adelgazar como le llamamos) implica morirse de hambre y nosotros comemos de todo, pero en la medida justa, con variedad y comidas combinadas”.

Reiventarse en pandemia

Con respecto a la pandemia, la mujer dijo que “muchos decían que no les servía la virtualidad” y que “al principio había mucha resistencia, incluso gente grande se tuvo que amigar con la tecnología”.

“Fue tremendo –aseguró– y ahora, al reconstruir tratar de construir los grupos presenciales también tenemos problemas porque no se consigue rescatar a la gente que se perdió y hace un mes volvió el permiso a la presencialidad y ahora hay que reestructurarse de nuevo”.

Los grupos de ALCO

En Rosario funciona un grupo Alco Centro Rosario (Urquiza al 1700) y el que temporalmente abre en San Nicolás y Rioja.

Próximamente se abrirá el que funcionaba tradicionalmente en Pellegrini 1561. También hay reuniones virtuales vía zoom y grupos de apoyo por WhatsApp.

Para más información

Facebook @Fundación ALCO

Teléfono: 011 2504-5888

E-mail: info@fundacionalco.org

Sitio Web: Fundación ALCO

Dos miradas, una sola enfermedad

A fines de 2021 más de 14 sociedades y federaciones vinculadas con la Salud firmaron un escrito en el que dejaron sentado su posición respecto del tema: “La obesidad es una enfermedad crónica, pandémica y multifactorial que se caracteriza por procesos fisiopatológicos que resultan en aumento de tejido adiposo disfuncional, lo que la asocia con múltiples comorbilidades, y con aumento de la mortalidad”.

“Allí es donde se abre una grieta”, – señala la médica especialista en Nutrición Virginia Busnelli a través de un escrito difundido en el marco del 4 de marzo–. Por un lado, existe el activismo “gordo”, este movimiento formado principalmente por personas que viven con obesidad, tiene como objetivo principal visibilizar los cuerpos gordos y naturalizarlos frente a una sociedad que se aferra a los cánones de belleza impuestos hace muchos años, estando en desacuerdo con que la gordura se considere un problema de salud y afirmando que no todo cuerpo gordo está enfermo”.

“Algunos de los aspectos de este activismo son respetados por los profesionales de salud expertos en el tema que luchan contra el estigma social que viven los pacientes –agrega Busnelli–, trabajando en el respeto hacia sus cuerpos y repudiando la discriminación que sufren. Sin embargo, los profesionales afirman que las personas que viven con un exceso de grasa corporal que podría, según distintos métodos de diagnóstico, considerarse como Obesidad, viven con una enfermedad más allá de que sus análisis de sangre o sus vidas sean normales. Ese tejido adiposo excesivo es considerado un órgano endocrino que produce en el cuerpo alteraciones hormonales e inflamación alterando todo el equilibrio metabólico, neurológico, endocrinológico, inmunológico y psicosocial de los pacientes, de una manera silenciosa en un comienzo, pero exponiéndolo a alta probabilidad de sufrir complicaciones y generando una respuesta patológica y no normal de su organismo en general”.