Por Graciana Petrone

El 22 de junio es el Día del Futbolista en Argentina, fecha que se instauró por el gol de Diego Armando Maradona a los ingleses en el Mundial de México de 1986. Justamente, este jueves se cumplen 37 años de aquel tanto emblemático que quedó en la historia como “El gol del siglo”.

En tanto, pasión y fútbol como espectáculo, enarboló aún más a la figura del ídolo fallecido en noviembre de 2020 otro gol del mismo partido, el de «La mano de Dios» cuando Víctor Hugo Morales relató: «Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?».

Pero, ¿por qué para los argentinos ese tanto fue tan significativo?  

Estos fenómenos emergentes están relacionados con el proceso de evolución de cada pueblo y con su acervo histórico que generan el caldo de cultivo para su gestación.

El Diego. Pibe de barrio, pelota de trapo y tardes de potrero. Doña Tota que racionaba la comida en la olla para estirar el plato del día hasta el siguiente. Don Diego, un laburante y por las tardes, tal vez parroquiano del club del barrio con tute cabrero y vino tinto. Así creció el autor del gol a los ingleses el 22 de junio de 1986. Con los años, dejaría la pobreza de Villa Fiorito y se transformaría en un fenómeno mundial, ídolo de multitudes.

¿Emergencia necesaria en los primeros años después del retorno de la democracia en el país con un marcado apoyo a los proyectos políticos nacionales y populares o la necesidad de crear un ícono en el imaginario colectivo a través del cual identificarse?

“Para ser sujeto social se debe tener una conciencia histórica que denota una memoria, una identidad, visiones de futuro y que las imágenes hacen parte de su culturización, en el sentido en que se dirijan las prácticas. “El Diego” es una imagen, un elemento producido por el imaginario colectivo en relación estrecha con la necesidad popular y su cultura”, señala el político y sociólogo brasileño Emir Sader en un análisis sobre el fenómeno Maradona.

Gino Germani, referente de la sociología argentina y latinoamericana, no llegó a ver el gol de Maradona a los ingleses, sin embargo, sobre la construcción de las sociedades modernas señala en uno de sus estudios que “durante el accidentado proceso de transición de sociedades autocráticas y oligárquicas a formas modernas e industriales, aparecen movimientos que no se integran al sistema de acuerdo al modelo liberal y que adoptan, en cambio, expresiones populares y que “esas masas populares entendieron que la única forma de ganarle al modelo capitalista no estaba en la sincronía del mundo globalizado sino en las vías rápidas que dependieran de habilidades individuales”.

Maradona es el exponente cabal de la necesidad del imaginario argentino. La reivindicación del planteo de la antigua sociología funcionalista latinoamericana que destacaba “la importancia del líder carismático en los fenómenos populares.

 

Mucho más que un gol

La dupla Argentina-Maradona funcionaba “aceitadamente” y “uno se reflejaba en el otro”. Incluso, el “ídolo Maradona” expresaba claramente el sentir de muchos argentinos que lo habían adoptado como símbolo y bandera.

“Para Diego, como para muchos compatriotas y pese a todo lo vivido en el país las últimas décadas, el nacionalismo, el imperialismo y lo popular siguen teniendo una gran influencia en su ideología”, sostiene el periodista Carlos Malamud un artículo.

De esta manera, establece una relación entre el posicionamiento de la Argentina ante la guerra de Malvinas y de Maradona en el Mundial 86. “La imagen de Diego contra el mundo es equivalente a la del país contra el mundo, una idea fuertemente presente en la ideología nacional”.

La historia de Maradona es la del aquel de barrio que se trasforma en ídolo y, dice Malamud, que “en su deseo de agradar a todos se convierte en un trasgresor permanente”.

El gol de la Gloria

A los 55  minutos del partido de la selección Argentina contra Inglaterra en el Mundial de 1986 Diego Maradona empezó la carrera desde su propio campo, imparable hizo 52 metros esquivando y a cinco jugadores contrarios: Hoddle, Reid, Butcher, Fenwick y al arquero Shilton. Todo ocurrió en en poco más de 10 segundos antes de convertir el mejor gol en la historia de los Mundiales en el Estadio Azteca de la Ciudad de México ante 114.580 personas, señala Telam.

El doblete de Maradona, que también había sido autor de la «Mano de Dios», quedó en el corazón de todos los argentinos, con las heridas abiertas apenas cuatro años después de la Guerra de Malvinas en los últimos tiempos de la Dictadura cívico-militar.