La realidad supera la ficción. Los hechos lo demuestran en su acontecer cotidiano y no dejan dudas. Así, lamentablemente, también quedó plasmado en una historia que carga el drama de la incertidumbre: el martes pasado un hombre murió en el Hospital Italiano, pero su cuerpo no aparece. La búsqueda desesperada de la familia se topó en estas más 48 horas con la displicencia del efector de salud, que no otorga respuestas.

El hombre buscado ingresó hace dos semanas al Hospital Italiano en un estado delicado, afectado por un cáncer de pulmón. «Al ingresar le hicieron un hisopado y, según el sanatorio, dio positivo», contó Sofía, nieta de ésta persona, entrevistada por Conclusión.

El fallecimiento se dio a las 10.40 del pasado martes. Sofía justo estaba cuidando a su abuelo y pudo ver cuando lo llevaron a la morgue. «Estuve presente en todo momento», aseguró la joven.  En ese momento, desde el Hospital le manifestaron que tenían que esperar a la cochería que realizaría el traslado.

«Mi papá contrató a Cochería Bonino. Ellos se manejan con el cementerio La Piedad, donde también tenemos a mi abuela, así que se definió ese lugar. Pero desde Bonino le dijeron a mi padre que en La Piedad no había tierra para estar enterrando porque había muchos casos, así que se atrasó todo», relató.

El cuerpo del abuelo de Sofía quedó a la espera en la morgue. Ella y su familia retornaron a su casa, donde encontraron unos papeles que decían que la persona fallecida ya había comprado un nicho con anterioridad, es decir, que contaba con un lugar para ser enterrado. Al tomar conocimiento de esto, decidieron acelerar el procedimiento y volvieron a hablar con la Cochería. Se fijó que el miércoles Bonino se encargaría de hacer el traslado hasta La Piedad.

«Nosotros estuvimos todos a las 15 ahí. Pasó media hora y mi papá volvió a llamar, porque no habían aparecido con el cuerpo. Desde Bonino contestan que les habían mandado el cuerpo de una mujer y que no sabían dónde estaba mi abuelo. Mi papá corta y se va directo al Italiano. Ahí le dijeron que mi abuelo fue retirado por la gente de la morgue», reconstruyó Sofía.

Comenzaron las sospechas de que había ocurrido un cruce de cuerpos, una confusión en la que la Cochería Hugo podría haber recibido al hombre buscado en lugar de la mujer que en ese momento estaba en Bonino. «En ese caso -si eran certeras las suposiciones-, mi abuelo ya estaba velado y enterrado en el cementerio de Pérez», advirtió la joven.

«Mi papá -continuó- dijo: ‘bueno, sigo esperando’. Desde la Cochería le manifestaron que tenía que esperar hasta alrededor de las 19 para que puedan ir hasta el cementerio de Pérez, abrir el cajón y reconocerlo. Si era mi abuelo, harían el cambio, siempre sin que los familiares de la otra persona fallecida lo supieran. Una irresponsabilidad bárbara».

«A las 20 lo llaman desde Cochería Hugo, diciéndole que al final se comunicaron con la gente del Cementerio de Pérez y justo ese día no se enterraba a nadie. Así que el cajón debería seguir en la bodega. Fueron hasta ahí, abrieron el cajón, sin que la otra gente supiera, y era efectivamente la mujer», agregó.

Entre las opciones que sigue analizando la familia se encuentran la posibilidad de que esté enterrado en el cementerio de Baigorria -como les sugirieron desde una de las cocherías-, o seguir en la morgue del sanatorio. Tampoco descartan que el cuerpo haya sido cremado sin dar aviso a los familiares.

«Hasta el día de hoy, no aparece el cuerpo de mi abuelo. En el Italiano nos dicen una y otra vez que ‘no puede ser, porque en este sanatorio jamás pasó algo así’. Bueno, ahora sí pasó. No nos agarren para la joda. Estoy esperando que mi papá termine de hacer la denuncia en Fiscalía y me voy al sanatorio. Si tengo que entrar a la morgue y revisar cuerpo por cuerpo, que me perdonen, pero necesito a mi abuelo. De ahí no me muevo sin él«, concluyó Sofía.

La realidad supera a la ficción, pero a veces no debería hacerlo. Una familia entera espera reencontrarse con el cuerpo y poder despedir dignamente a su ser querido.