Por Franco Albornoz

Ana Clara Tortone es mamá de 3 varones, Augusto, el del medio, es un niño de 11 años con síndrome de Down. “Él me enseñó a desdramatizar la vida”, aseguró la mujer de 51 años en diálogo con Conclusión.

Es un nene muy curioso, su plato preferido son los ravioles, no le gustan los caramelos y tiene síndrome de Down. ¿Qué podía hacer yo frente a eso? Opté por sacarle dramatismo a la situación. Al fin y al cabo… no a todo el mundo tienen porque gustarle los caramelos”, contó con humor Tortone, que a partir de su experiencia con Augusto decidieron junto a su sobrino, el cineasta Dante Sorgentin, crear a “Beto” un muñeco de plastilina, alambres y plásticos, que cobró vida en la primera miniserie animada argentina que tuvo como protagonista a un chico con síndrome de Down.

“Beto La Serie” es un proyecto transmedia grabado en Stop Motion (animación foto a foto) que nació con la intención de visibilizar de forma graciosa momentos cotidianos en la vida de una persona con esta característica genética.

Mientras tomábamos mate con Dante comenzamos a repasar anécdotas. Nos reíamos mucho de momentos que nos tocaron vivir. Fue a partir de ahí que nos propusimos hacer algo para transmitir todas esas vivencias sin caer en dramatismos”, recordó Tortone.

Un subsidio del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) les permitió llevar a cabo la idea, y hacer realidad a “Beto”, ese personaje que soñaron con llevar a la pantalla algún día.

A principio del 2012 el INCAA abrió un concurso audiovisual de familia y discapacidad. Nos presentamos con el proyecto, pudimos ganar, y eso nos dio la posibilidad de seguir adelante”, sin ese impulso, y la ayuda de muchas personas que colaboraron desinteresadamente aseguró que “hubiera sido muy difícil concretarlo porque el costo total de una producción de este tipo ronda los $400.000”.

La creación arrancó en 2011 y se estrenó en diciembre del 2013. El proceso fue muy largo pero lo afrontamos con muchas ganas. Para realizar un minuto de animación necesitamos un mes de trabajo. Yo le contaba situaciones y Dante lo convertía en guion. Así pudimos llegar a realizar 4 capítulos de 3 minutos cada uno”, explicó.

Beto, al igual que Augusto, es un niño desprejuiciado y curioso. Se parecen mucho. Tal es así, que es el propio niño el que le prestó la voz a al personaje para que a través de sus vivencias, cuente historias en primera persona. “Si bien no tiene una buena dicción, tiene mucho para decir. Está bueno que cómo sociedad aprendamos a escuchar otras voces”.

La madre de Augusto admitió que la miniserie le abrió puertas para empezar a difundir otra manera de ver la discapacidad. Para ella la forma en que los médicos dan la noticia tiene mucho que ver en la manera de encarar el tema. “El médico que me dio la noticia lo hizo con total naturalidad. Eso fue fundamental. El Síndrome de Down no es una enfermedad, es una característica genética”, afirmó.

Esto puede ser tomado de muchas maneras porque no es común encontrar a alguien que hable de discapacidad y se ría. Desdramatizar la discapacidad es un camino hacia la aceptación de las diferencias. La inclusión es una cuestión de actitud y empieza desde la propia familia”, continúo Tortone, “Con los ojos con los que vos mires a tu hijo, así lo va a mirar el mundo

“Beto La Serie” recorrió festivales y cosechó premios en todas partes del mundo. Pero, sin dudas, el reconocimiento más importante fue haber aportado una nueva mirada sobre la discapacidad.

El Regalo

Uno de los capítulos, denominado “El Regalo”, se inspiró en lo que les ocurrió a Augusto y a sus padres cuando concurrieron al cumpleaños de un amigo.

Llegamos al cumple y Augusto salió corriendo hacia el pelotero, lo dejé, saludé, y cuando me estaba yendo la madre del cumpleañero me dice asustada`¡¿te vas?!`”, Recordó Tortone entre risas. “El objetivo de la serie es naturalizar, más allá de los prejuicios y paradigmas. Un niño con síndrome de Down puede integrarse, jugar, hacer deportes, y estudiar como todos. No hay nada trágico en eso

Además de “El Regalo” se pueden ver los capítulos «Quiero», en el que Beto pide cosas, no lo entienden y surgen situaciones cómicas en torno a la necesidad de adivinar qué quiere; «Ruiditos», en el cuál descubre sonidos que le permiten reconocer objetos y personas; y «Estaciones», que muestra las aventuras de Beto por la ciudad.

Las andanzas de Beto no terminarán allí, Tortone adelantó que “empezamos a evaluar la posibilidad de hacer más historias en 3D, además en breve publicaremos un capítulo de cuentos”, finalizó.