“La conferencia mundial sobre cambio climático, que se está preparando para celebrarse en París a fines de año, representa un ataque virulento de Gran Bretaña, Estados Unidos y sus aliados franceses para imponer la despoblación en masa a nivel mundial”.

Esta denuncia fue formulada por la presidente del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, quien señaló que “bajo el pretexto de un supuesto cambio climático, se quiere implementar una política que es totalmente contraria a la del Brics”.

Lo hizo, al presentar a panelistas de renombre internacional, en el curso de una conferencia sobre «La reconstrucción del mundo en la era del Brics”. Se trató de Francopis Gervais y de Carl-Otto Weiss.

Detalladamente explicó cuál es “el verdadero objetivo de esas políticas de supuesto cambio climático. La última cumbre del G-7 en Alemania acaba de decidir llevar a cabo la descarbonización de la economía mundial para el año 2100”, señaló la titular del citado Instituto. Esto significa –agregó- depender solo de la energía solar y eólica, y dado que Alemania ya abandonó la energía nuclear, sería la instrumentación del programa que promueve Hans-Joachim «John» Schellnhuber del Instituto Potsdam sobre Investigaciones Climáticas y asesor del gobierno alemán”.

Señaló además que, “dada la correlación directa entre la densidad del flujo energético en el proceso de producción y la cantidad de seres humanos que se pueden mantener con esa densidad de flujo energético, ¡no se puede más que concluir que el número aproximado de individuos que podrían vivir de una economía descarbonizada sería de aproximadamente mil millones”.

Zepp-LaRouche también alertó acerca de la reunión entre el presidente Barack Obama y sir David Attenborough, antes de la cumbre del G-7. Este último es el principal asesor principal sobre medio ambiente y cuestiones de energía de la corona británica, “y bien conocido por comparar a la humanidad con una plaga”, sostuvo.

Dijo, además, que está asociado con el Optimum Population Trust (Fundación por una población óptima), que alega que “la humanidad se debe reducir a la mitad, a unos 3.500 millones de habitantes antes del fin de siglo”.

No aumenta el calentamiento global

Los panelistas, en términos generales, llegaron a las mismas conclusiones: actualmente no hay un aumento en el calentamiento global, sino que más bien ha habido una disminución lenta en los últimos 20 años, y que las temperaturas en la Tierra son producto no de la actividad del hombre como sostiene el IPCC, sino de los ciclos solar y terrestre.

«¿Convalida el clima real los modelos virtuales sobre el clima?» se preguntó de entrada el profesor Gervais al inicio de su presentación. “Esta cuestión es clave, absolutamente, porque el Banco Mundial calcula que costaría un total de $89 billones, entre ahora y el 2030, reducir el calentamiento del planeta debido a las emisiones de gases invernadero ¡en 2 grados Celcius!

“Pero dicha correlación –dijo-, no es evidente por sí misma, dado que las temperaturas aumentaron en 0.6 grados Celsius entre 1910 y 1945, cuando las emisiones de gases invernadero eran aún muy bajas, y después por la misma cantidad (0.6 grados C) entre 1970 y 1998, en un momento en donde las emisiones eran 6 veces mayores”.

También se preguntó: ¿Aumentó considerablemente el CO2 el siglo pasado? La concentración en el aire se elevó de 0.03% a 0.04%. Así que ¿cual pudiera ser el impacto de este aumento sobre la temperatura de la Tierra, en particular como la miden los satélites a 17 kilómetros de altura, en donde la teoría de los gases invernadero anticipa que se detecten las señales más claramente?. De hecho, la temperatura no se ha elevado de manera significativa o cuantificable. Entre 1993 y 2015, el nivel de CO2 en el aire pasó de 355 partículas por millón (ppm) a 400 ppm, es decir, la mitad del aumento total que tuvo desde el inicio de la era industrial. ¿Cuál fue su impacto sobre la temperatura? ¡Cero! Conclusión: la teoría del efecto invernadero en la atmósfera no tiene ningún sustento en mediciones científicas».

Los ciclos

Por su parte, el profesor Weiss señaló que después de analizar los registros más antiguos disponibles sobre las mediciones de temperatura para los ciclos climáticos, la conclusión es que «los cambios climáticos de los últimos siglos se deben todos a ciclos naturales».

Las medidas de temperatura más extensas disponibles son de Europa central. Pero se les ha correlacionado a las temperaturas de la Antártida derivadas recientemente de las muestras de hielo, lo que, aparentemente, muestra que las medidas son un fenómeno global. «Después analizamos usando el método Fourier las mediciones de temperatura», continuó el profesor Weiss, en términos de períodos de ciclos de los cuales hay varios activos simultáneamente. La suma de todos los ciclos es así la evolución de la temperatura. Después, se agregan las funciones de seno correspondientes a los seis ciclos más fuertes en el espectro.

Todas estas mediciones llevan a la conclusión de que todos los cambios de clima desde 1800 se deben enteramente a los ciclos. La influencia antropogénica (como son las emisiones de CO2) está ausente dado que las emisiones de CO2 aumentan con el tiempo y por lo tanto no son cíclicas.