Por Alejandro Maidana

Desenfrenado. Ese es el curso de una historia escrita con venenos, que se inició allá por 1996 y no deja de recrudecerse. Un modelo apocalíptico, arrasador de la vida, que no titubea a la hora de explicitar su poderío ante la complicidad manifiesta de quienes juramentaron defender los intereses del pueblo, pero solo se encargan de garantizar el negocio de unos pocos.

Un modelo de producción garante del hambre y la desertificación, un camino aniquilador de economías regionales y de una agricultura familiar productora de alimentos. Mientras que la timba financiera sigue su impúdico curso, al igual que las corridas cambiarias, el agronegocio condiciona la vida en todas sus ramificaciones a través de su producción basada en químicos.

Los cursos de agua y un brutal impacto ambiental, un resumidero en donde las pestilencias buscan esconder el profundo daño que son capaces de originar. Las aspersiones con venenos para el agro y su deriva incontrolable, el mito de las BPA (Buenas Prácticas Agrícolas) y el artero ataque al vital elemento para la vida, el agua. Las escuelas rurales y una plegaria que suele toparse con oídos sordos, la docencia y su estoica resistencia, pizarrones que gritan su rebeldía en tiempos de cobardes e inescrupulosos.

Despiadado y avalado por el estado, de esta manera se expande un modelo productivo enemigo de la vida y socio de los rindes. El pasado 18 de abril, se hicieron público en el Centro de Salud Los Pinos, Km 10,5 de la ruta provincial 18 de Villa Amelia, los resultados correspondientes a los análisis de agua de napa realizados en el laboratorio del EEA INTA Balcarce.

Cabe recordar que esta asamblea (ruta 18) decidió analizar el agua de la Escuela N° 1135 “Estanislao López” Estación La Carolina (Piñero) y la Escuela 126 “Miguel de Azcuénaga” Paraje El Caramelo (Villa Amelia).  En estas muestras se analizaron 50 moléculas de plaguicidas de uso actual y algunos de sus metabolitos, de las cuales se encontraron 18, algunas de ellas prohibidas en la actualidad.

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Las moléculas detectadas fueron: Imidacloprid, Imazapir, Atz-OH, Imazetapir, Atz-desetil, Diclosulman,  Carbofurman, Metalaxil, Atrazina, Halauxifen-M, Metolaclor, Tebuconazol, Pirimifos-M, Piperonil  butóxido, Dicamba, Fipronil, 2,4DB, 2,4D. Acompañaron dicha presentación Cecilia Bianco coordinadora del Taller Ecologista Rosario, Sabrina  Ortiz abogada ambientalista de la ciudad de Pergamino y Antonella Reinhartt médica de APS en territorio fumigado.

Este modelo deja su huella porque el uso de estos plaguicidas no se queda solamente para terminar con la vida realmente de algún insecto o de alguna planta que compite con la planta de la cual se quiere tener una ganancia económica, porque se ve claramente cómo llega hasta las napas, y esto es algo que siempre las empresas productoras de los plaguicidas se encargaron de no informar, de que no saliera luz.

Ahí están las moléculas advirtiendo de que es un fenómeno, el de la pulverización, que tiene un efecto mucho más nocivo que el de matar plantas e insectos. En el caso de los plaguicidas que se identificaron, hay un grupo que particularmente desde el Taller Ecologista siempre estamos analizando y que es el grupo de los plaguicidas altamente peligrosos, sobre todo porque es un tipo de categoría que se está analizando a nivel internacional en eventos internacionales sobre sustancias químicas y que, bueno, no es casual que hablemos de ellos porque tienen la siguiente característica”, indicó Cecilia Bianco referente del Área Tóxicos del Taller Ecologista en dialogo con Conclusión. 

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Un plaguicida es altamente peligroso si tiene toxicidad aguda, efectos a largo plazo, es ecotóxico o está en algún convenio internacional. «En el caso de los plaguicidas analizados, que acá le ponen el nombre de moléculas, cuando uno ve el estudio, lo son, pero se trata de moléculas de plaguicidas, por ello debemos detenernos en esto. Tenemos un tipo de plaguicida que ya está prohibido en la Argentina, pero que también acá nos da cuenta de su acumulación, en este caso sería su persistencia, tomando como referencia esta bioacumulación, tendríamos que analizar algún animal que lo tenga en la sangre, en grasa o en músculo, pero no se trata de esta situación”.

En este caso fue solamente analizado en agua y a varios metros de profundidad. Destacando que el carbofurante, una característica, está dentro del grupo de los fatales si es inhalado. Entonces, fijémonos en el nivel de sustancias químicas que se ha manejado, por lo menos analizando el carbofurán. “Después está el fipronil, uno que se escuchó mucho, igual que el inedacloprid, que están vinculados a la muerte de las abejas. Evidentemente cuando se utilizó este tipo de sustancias se afectó directamente a los panales existentes en esos campos, y en los próximos. Entonces en torno al tema de los plaguicidas altamente peligrosos, desde el Taller Ecologista, proponemos que haya una prohibición total de ellos.  En este caso volviendo al fitronil, en la Argentina se lo puede exportar, pero no se lo puede utilizar, es decir, tenemos algún tipo de flexibilización a la hora de comercializarlo y este es uno de los temas que nos causa indignación”.

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Argentina tiene una cantidad de previsiones de uso, por ejemplo, de este plaguicida, pero lo puede exportar, entonces ¿Qué pasa si a otro país le pasa lo mismo? “Es por ello que se está tratando, de que, si hay un plaguicida de estas características, no haya ningún tipo de comercialización. Por supuesto que eso también implica que haya guías para hacer su gestión como residuo, ese es otro tema. Estos análisis fueron solventados por los vecinos y vecinas arrojando un dato muy importante, y es el que manifestó la abogada de Pergamino, ya que ella puede colaborar para una ordenanza la cual establezca 1095 metros de distancia entre la pulverización y una casa. Creo que esto es muy importante al momento de hacer una actividad de este estilo, ya que por suerte estuvo el presidente comunal, al cual se le va a entregar esta información para que tome cartas en el asunto. Existe la necesidad de realizar otros estudios para continuar con un seguimiento sobre estos pozos de agua luego de unos meses, y después alguna nueva campaña de cultivo asociada a agrotóxicos”, concluyó Bianco.

¿Qué sucede con esas napas? ¿Qué tipo de sustancias se pueden llegar a encontrar de las que tiene capacidad el INTA para analizar? Esto último es clave, ya que pueden existir muchas más, pero el INTA por lo que se ve, tiene capacidad para analizar tan solo 50. El debate sobre qué tipo de producción necesita el pueblo argentino, sigue cayendo en saco roto una y otra vez, la cultura agroexportadora sigue marcando la agenda y un camino que solo puede conducirnos al cadalso. El pasivo ambiental es tan grande como la desigualdad social imperante, dos problemáticas que caminan de la mano y que el actual modelo se encarga de consolidar.