Al clausurar este viernes el encuentro anual número 30, en Córdoba, el Grupo de Curas en Opción por los Pobres emitió un documento donde afirman que no conocen “otro camino que la justa distribución de la riqueza para llegar a la tan proclamada Pobreza Cero”.

Los integrantes del GCOPP también reiteraron su demanda por la libertad de Milagro Sala “y los demás presos políticos de nuestra patria”, a la vez que reclamaron por “la aparición con vida de Santiago Maldonado, ya que entendemos que la desaparición forzada de un hermano llena de sombras la necesaria transparencia que toda democracia debiera tener”.

En otro de los párrafos del documento, los sacerdotes católicos expresan su acompañamiento “a los trabajadores, con el fin de exigir y defender sus derechos: justo salario, licencias pagadas, seguridad social, viviendas familiares, participación en la gestación de la empresa”. Porque, señalan, “no es suficiente que estos derechos sean reconocidos sobre el papel por las leyes”, sino que “estas leyes deben ser aplicadas y corresponde a los gobiernos ejercer sus poderes en este terreno para servicio de los trabajadores y los pobres”.

Encíclica y mensajes

En la declaración final, recuerdan el cincuenta aniversario de la encíclica Populorum Progressio del Papa Pablo VI (26 de marzo de 1967), el mensaje de 18 obispos del Tercer Mundo a la sociedad (15 de agosto de 1967) y el surgimiento del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (diciembre de 1967) y en aquellas manifestaciones apoyan su reflexión actual.

En lo que refiere al papel de la Iglesia, señala el documento que

“sabemos que en su historia, la Iglesia, de la cual formamos parte, ha sido muchas veces (…) esposa del dinero” y que “a veces las iglesias se encuentran de tal manera ligadas al sistema, que parecen estar confundidas, unidas en una sola carne como en un matrimonio”.

De todos modos, afirman que “la Iglesia tiene un solo esposo, Cristo”. Y, recordando palabras del Papa Pablo VI, advierten que “la Iglesia no está casada con ningún sistema, cualquiera que éste sea, y menos con el imperialismo internacional del dinero”.

Distintas realidades

Trayendo a colación los acontecimientos históricos eclesiales de los que están haciendo memoria, el GCOPP precisa que las realidades y los tiempos son distintos ahora, pero que muchas situaciones de las mencionadas hace cincuenta años en el mensaje de los obispos del Tercer Mundo conservan su actualidad. Retomando aquellas enseñanzas, los sacerdotes recuerdan que “el mensaje tiene claro que la situación de los pobres y el serio problema de la pobreza tiene su origen en la acumulación injusta de la riqueza” y que por lo tanto “los gobiernos deben abocarse a hacer cesar esa lucha de clases que, contrariamente a lo que de ordinario se sostiene, han desencadenado los ricos con frecuencia y la continúan realizando contra los trabajadores, explotándolos con salarios insuficientes y condiciones inhumanas de trabajo”. Se trata, dicen, de “una guerra subversiva que desde hace mucho tiempo lleva a cabo taimadamente el dinero a través del mundo, masacrando a pueblos enteros”.

A tono con el mensaje de aquellos obispos, el GCOPP afirma hoy que “el obrero es infinitamente superior a todo el dinero” y que, por lo tanto, “no podrá permitirse que los ciudadanos provistos de rentas abundantes, provenientes de los recursos y la actividad nacionales, transfieran una parte considerable al extranjero para su beneficio personal, sin preocuparse del daño que hacen sufrir por ello a su patria”.