“El hombre, encadenado al yugo de la tierra por vínculos morales y fuerzas ancestrales, sufriendo el flujo y reflujo de encontradas pasiones; desintegrado de su medio por efecto de aspiraciones liberadoras, constituye el eje del asunto de mis xilos”, Víctor Rebuffo

Nacido 1903 en Turín, Italia, llegó a la Argentina dos años después. Hijo de la inmigración europea de principio de siglo pasado, se instaló en Buenos Aires para en un futuro inmediato abrazar la carrera de Bellas Artes en la escuela Manuel Belgrano, recibiéndose allí como maestro de pintura.

En la década de 1920 iniciaría su carrera como artista grabador, se ligó a lo docencia y fue ganador de numerosos premios dejando un legado de profundas obras de carácter social. Inspirado por el anarquismo ruso, artista comprometido con el antifascismo tras el golpe del ’30, camarada de Berni, Castagnino y Spilimbergo, ilustrador de libros como la Biblia, el Martín Fierro, Don Segundo Sombra y el Fausto, Víctor Rebuffo es uno de los nombres fundamentales del grabado en la Argentina.

“Mi abuelo estuvo vinculado al grupo denominado los artistas del pueblo. Como anarquista, siempre estuvo ligado de manera medular a la lucha de los trabajadores, desocupados, inmigrantes y campesinos del norte argentino entre otras causas loables”, sostiene Hernani Rebuffo, nieto de Víctor y guardián estoico de su memoria en dialogo con Conclusión.

Cuando se roba y falsifica el camino de un artista despojado de toda mezquindad y mercantilismo

Hernani es denunciante y querellante en una causa penal que toca fibras muy íntimas, “se trata de un robo masivo y de falsificación de obras de mi abuelo. Es un tema muy complejo que lleva varios años”.

La organización involucra a un abanico de actores, tanto primarios como secundarios, “galerías de arte, algunos funcionarios del área de educación del Gobierno de Buenos Aires, y por último, sindicalistas de la misma área. Hay una nota muy importante que escribió un estudiante de arte y antropología, Hernán Rizo Batallán, que describe de manera notable como funcionan estas organizaciones delictivas y por ende mafiosas”.

Cabe destacar que para llevar a cabo este tipo de ilícitos, los tentáculos del hampa deben atraer a diferentes sectores que pueden involucrar desde el poder judicial, hasta personas vinculadas al mercado del arte.

“Concretamente la causa abarca dos hechos, el primera refiere a una estafa, a una defraudación que se inicia con la participación de mis dos hermanas mayores cuando se produce la sucesión de las obras de mi abuelo. Debido a ello, hacen posesión de un número indefinido de obras, ya que mi abuelo realizó más de 3 mil trabajos de grabados”, enfatizó.

Víctor Rebuffo supo tallar más de 5 mil matrices con gubia en mano, algo que fue aprovechado de manera deleznable por los estafadores. “Lo que han hecho con estas matrices son reimpresiones post mortem, claramente de manera ilegal utilizando la firma de mi abuelo, para que en el mercado el valor sea más importante”.

El nombre de un importante grabador aparece entre los acusados, “se trata de Osvaldo J. quién estaría desde su taller llevando adelante las reimpresiones. Lamentablemente la  causa avanza con muchísima dificultad, ya que la misma se encuentra atravesada por distintos poderes”, relató Hernani.

El segundo hecho

“Este está relacionado directamente con el robo de pinturas y estampas de grabado, en esta causa están procesados la empleada domestica que trabajaba en mi casa y su esposa. Quiero destacar que esta gente no es la que organizó todo esto, existe una organización mafiosa detrás del hecho”.

Hernani junto a su abogado en el plazo de un año, han pedido por cuarta vez la citación a indagatoria de dos imputados que no son otros que los dueños de la Galería Roca enclavada en Recoleta. “Las irregularidades se han apoderado de la causa, tanto el juzgado como la fiscalía han actuado de una manera poco feliz, es evidente que el poder económico y las influencias de los imputados es muy grande”.

Galeristas, funcionarios políticos del Gobierno de la Ciudad, entre otros, formarían parte de esta red delictiva. Pero claro, sabido es que la balanza de la justicia se inclina rápidamente cuando del otro lado la billetera se muestra flaca, pero no actúa con celeridad cuando el imputado pertenece a una clase social privilegiada.

“Tardaron más de dos años en procesar a la empleada doméstica y a su marido, es que ellos son la punta de un ovillo que puede permitir que la madeja se desenrolle dejando ver quiénes son los responsables intelectuales del delito”, concluyó Rebuffo.

Hernani es profesor de dibujo y pintura, sin dudas que su pasión y capacidad fue heredada de su abuelo. En este camino de denunciar un escabroso entramado mafioso, debió soportar desde un sistemático acoso laboral, a un repudiable vacío judicial.

 

Víctor Rebuffo como buen anarquista de principios del siglo XX siempre estuvo ligado a la protesta social, sus obras lejos estuvieron de transitar un camino mercantilista, ya que el fin último siempre fue hacerlas trascender como mensaje.

Hoy su nombre está ligado a la mercantilización del arte gracias a las obras robadas y a las reimpresiones post mortem que han llevado adelante personajes siniestros. La memoria de quién dejó este plano en 1983, no puede mancharse, por eso es menester conocer quién fue este notable artista perseguido por su condición de anarquista, pero por sobre todas las cosas, por su inquebrantable convicción solidaria y de compromiso social con los más vulnerables.