El clima de odio hacia los medios de comunicación es «cada vez más marcado» en todo el mundo y, en particular, en América Latina la situación sigue siendo «extremadamente preocupante», alertó hoy la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su informe anual.

Cada año RSF hace una clasificación mundial de la libertad de prensa que incluye 180 países y este año la conclusión es que la creciente hostilidad hacia los medios no está limitada a los regímenes autoritarios, sino que también afecta a las democracias en Occidente.

«Cada vez más jefes de Estado elegidos democráticamente ven a la prensa ya no como uno de los actores de la democracia, sino como un adversario frente al cual muestran abiertamente su aversión», sentenció el informe, citado por la agencia de noticias EFE.

En ese sentido, RSF destacó el caso de Estados Unidos, que bajó dos puestos -hasta el 45- en el primer año de mandato de Donald Trump.

El mandatario estadounidense no sólo tildó a la prensa de «enemigo del pueblo estadounidense», sino que además intentó impedir el acceso a la Casa Blanca a algunos periodistas y califica como noticia falsa cualquier crítica.

La conclusión pesimista de la organización internacional se ve con claridad en el mapa global que realizaron a partir del ránking de libertad de prensa. Nunca antes tantos países -21- estuvieron marcados en negro, es decir, en situación muy grave.

Incluso los países nórdicos, tradicionalmente los más respetuosos en este aspecto, se vieron afectados.

Si bien Noruega y Suecia mantuvieron su primera y segunda posición, Finlandia cayó a la cuarta, detrás de Holanda, por un caso de amenaza al secreto de las fuentes periodísticas.
Tampoco América Latina escapó a esta tendencia.

Aunque se registró una ligera mejoría respecto al año anterior, «el cuadro regional sigue siendo extremadamente preocupante», según denunció hoy el director regional de RSF, Emmanuel Colombie, en una conferencia de prensa en Río de Janeiro.

A la cola del continente se encuentra Cuba, en el puesto 172 del mundo.

Allí la actividad informativa sigue «siendo propiedad exclusiva del Estado», pese al surgimiento de nuevos medios de comunicación, principalmente blogs, explicó Colombie.
Le sigue México, en el puesto 147: «Es el país de América Latina donde es más peligroso el ejercicio del periodismo».

Con 11 periodistas asesinados en 2017 por su actividad profesional, México es también el segundo país más mortífero para la profesión en el mundo, después de Siria, una nación en guerra hace más de siete años.

El tercer país peor posicionado en la región es Venezuela, que tuvo la caída más acentuada de Latinoamérica al perder seis posiciones y ubicarse en el puesto 143.

Según RSF, el descenso del país caribeño se debe a que tanto la prensa local como los corresponsales internacionales «son blancos recurrentes de las autoridades policiales y de los servicios de inteligencia bolivarianos, cuyo objetivo es minimizar la narrativa sobre la magnitud de la grave crisis política y económica que sacude el país».

Colombie advirtió que este año podría ser aún peor en la región, debido a las elecciones presidenciales convocadas en Colombia, México y Brasil.

Para el director regional de RSF, los comicios ya evidencian un «incremento en las presiones y amenazas contra periodistas», especialmente en Brasil.

La leve mejoría regional, en cambio, se registró con más fuerza en Ecuador.

El país latinoamericano que más progresó el año pasado en la clasificación fue Ecuador. Escaló 12 posiciones y llegó al puesto 92, en gran parte por la reducción de tensiones con los medios privados que supuso la llegada del nuevo presidente Lenín Moreno.

Paradójicamente, este resultado contrasta con el reciente secuestro y asesinato de un equipo de periodistas ecuatorianos en una zona cercana a la frontera con Colombia, un ataque que fue condenado por RSF.

Argentina se encuentra en el puesto 52 y descendió dos posiciones desde el año pasado.