Los costos sanitarios, que incluyen aranceles profesionales, medicamentos y estudios médicos, entre otros, aumentarán 32 por ciento este año con relación al 2016, según un informe difundido por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI).

La entidad, que enrola a obras sociales y hospitales de comunidad como el Alemán, el Italiano y el Británico, comparó los distintos costos que conforman la cadena sanitaria.

De acuerdo con una proyección anualizada, mientras el costo de los aranceles de profesionales médicos, medicamentos y otras prestaciones como exámenes de laboratorio e imágenes subirán 32 por ciento promedio este año respecto de 2016, el «aumento de las cuotas de las coberturas médicas privadas, incluso con los anuncios recientes, solo alcanzará al 17% este año», dijo el presidente de ACAMI, Hugo Magonza.

El directivo indicó que «la salud tiene reglas económicas intrínsecas a la actividad, además de la inflación de cada país;  y los costos sanitarios tienen una dinámica propia».

En la Argentina, medida una serie de 15 años, el costo de la salud creció a un ritmo cercano al 30 por ciento por año por encima del costo de vida, indicó Magonza.

Señaló también que el envejecimiento poblacional, la aparición de nuevas tecnologías diagnósticas y terapéuticas, el diagnóstico temprano y el tratamiento certero, son factores del crecimiento del costo sanitario a nivel planetario.

«Aún sin variar los precios al consumidor, el costo de la atención médica nunca dejará de crecer», ejemplificó Magonza, al señalar que estos temas se tratarán en el XX Congreso Argentino de Salud, que organizado por ACAMI se realizará el 17 de agosto próximo en el Sheraton Hotel de Córdoba.

Magonza se quejó de que los costos del sistema de salud están influenciados, entre otros, por «la cobertura de medicamentos de altísimo costo, que en algunos casos tienen baja o nula evidencia científica, incluso, no cuentan con aprobación por parte de la Anmat para el uso específico para el cual fue indicado».

«Si a esto le agregamos otros factores locales, como la litigiosidad indebida, la falta de una cobertura definida, la extensión de la cobertura médica a prestaciones sociales como educación, geriatría, deportes y otros servicios no vinculados a la prevención, tratamiento y rehabilitación de las enfermedades, hacen que la Argentina tenga un sistema de cobertura tan amplio como no hay en ningún lugar del mundo, pero inviable desde un punto de vista fáctico, dando lugar al abuso por parte de corporaciones e individuos», señaló.

Denunció, además, que «aprovechando vacíos normativos y la vulnerabilidad del sistema, promueven un gasto exorbitante e innecesario para exclusivo beneficio propio».

Magonza dijo que en la Argentina «conviven dos poblaciones medianamente definidas: 25 millones de habitantes que tienen una cobertura formal, con diversidad de calidad y sustentabilidad  incierta, y 17 millones que están fuera de los sistemas de la seguridad social, privado y del PAMI, que hoy acceden de manera inorgánica con calidad aleatoria y resultados diversos».

Por otra parte el «Gasto total en Salud» respecto del Producto Bruto ronda el 9%, «un valor muy significativo con el que se deberían alcanzar mejores indicadores sanitarios, si se evitara el gasto fútil, la corrupción y la ineficiencia», indicó.

Para Magonza, la «mejora de las prestaciones del sistema sanitario o del acceso de poblaciones vulnerables y/o excluidas,  no debería basarse, necesariamente, sobre el aumento de los presupuestos nacionales, provinciales, el aporte de la seguridad social, ni la cuota de los afilados al sistema privado ni del gasto de bolsillo, sino en la organización de las estructuras, la correcta asignación de los recursos y la mejora de la eficiencia».

El presidente de ACAMI pidió definir una «Cobertura Universal de Salud que dé equidad al sistema, fijando la prestación que todo ciudadano debe recibir solo por el hecho de serlo y exprese con precisión las prestaciones alcanzadas y que el  Estado garantice su financiamiento en el largo plazo».

También brindar la posibilidad de «complementar coberturas y no estar obligados a tributar varias veces por los mismos servicios, muchos a los que ya tiene derecho, tanto por habitar nuestro suelo como por ser un trabajador formalizado».

Propuso, además, la puesta en marcha de una Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y un Programa de Garantía de la Calidad, que velen por la equidad del acceso y las condiciones en que se prestan los servicios.

Las entidades que conforman ACAMI –Osde, William Hope, Cemic, Hospitales Alemán, Británico, Italiano e Italiano de Córdoba, San Camilo, Fleni y Austral entre otras- reúnen 3.472 camas, 1.441 consultorios; 56 resonadores y tomógrafos; 7 PET; 9.546 médicos; 29 mil miembros del equipo de salud; 6 escuelas universitarias de medicina y 12 de enfermería, entre otras actividades y servicios.