El hombre está provocando cambios drásticos y acelerados en los ecosistemas marinos, alterando su capacidad natural para absorber los crecientes niveles de CO2 de la atmósfera, alertaron científicos de centros de investigación ambiental.

Los investigadores del Centro Nacional de la Investigación Científica francés, del Instituto de Oceanografía y del de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad de Barcelona (UB), describen la existencia de un «bosque animal marino» cuya degradación es provocada por la actividad humana.

El «bosque animal marino» (Marine Animal Forest, en inglés, el título de su estudio) está formado pors comunidades que residen en el fondo del mar (bentónicas) dominadas por corales, gorgonias, esponjas o bivalvos, que crean estructuras complejas que sirven a su vez de hogar a muchas otras especies.

«Estas comunidades tienen similitudes estructurales y funcionales con los bosques terrestres, aunque están dominadas por animales en lugar de plantas», explicó Sergio Rossi, de la Universidad de Barcelona.

Rossi señaló que el «bosque animal marino» es la estructura viva más extensa del planeta, ya que el 70 % de su superficie está cubierta por océanos y concentra el 90 % de la vida en la Tierra.

Sin embargo, «sólo conocemos un 5 % de lo que hay en el fondo del mar, desde un punto de vista biológico y de comunidades, lo cual es muy poco en comparación con la superficie terrestre», añadió.

En la publicación, los investigadores denunciaron que la actividad humana está provocando una dramática pérdida de biomasa y biodiversidad y dañando su capacidad de recuperación.

Según los biólogos, estos bosques animales no sólo proporcionan servicios ecosistémicos como alimento, protección y viveros para la fauna marina sino que son fundamentales en los ciclos hidrodinámicos y biogeoquímicos de los fondos marinos, actuando como sumideros de carbono emitido por el hombre a la atmósfera.

Además, describieron que los bosques de animales marinos posibilitan la pesca, la recolección de corales preciosos y especies para uso farmacéutico y médico, materiales para la construcción o servicios al turismo, con la repercusión económica que supondría su desaparición.

Según los biólogos, prácticas de pesca destructiva y excesiva, contaminación, acuicultura no controlada, explotación petrolera y de gas y urbanización del litoral se suman a los efectos del cambio climático como el calentamiento global, la acidificación del agua, el incremento de los niveles del mar, la erosión de los icebergs o el aumento de la frecuencia y virulencia de los huracanes.

«Todo esto conducirá a la degradación de la biodiversidad, la destrucción de las estructuras de los ecosistemas y la pérdida de servicios ecosistémicos», advierten en el libro, que avisa, entre otras cosas, de que las gorgonias están sustituyendo a los corales que desaparecen en zonas como el Caribe.