Todas las semanas se emite por el canal de Youtube de Conclusión un ciclo que buscará acercar la realidad, para poder interpelarla profundamente. Es por ello que Catalejo, a lo largo de treinta minutos, abordará diversos temas ligados a la actualidad, cultura, salud, política, opinión e investigación, tratando de amplificar en todos los casos, un imprescindible debate.

En este capítulo, el psicólogo Eduardo Mutazzi analizó los permanentes ataques que padece la subjetividad, moldeando un panorama social nada favorable. Con una pandemia que todo lo interpeló, pero que lejos estuvo de transformarnos como seres humanos, la profundización del desbocado consumo junto a la siempre cruda agenda capitalista, nos ha empujado hacia una inevitable crisis subjetiva.

 

A las siempre presentes preguntas sobre quiénes somos, hacia dónde vamos y qué necesitamos para ser felices; se le suma una escalada de violencia que parece que no encontrar límite alguno en lo inmediato. El rol de la salud mental vuelve a estar en el foco de una discusión que debe decididamente, complejizarse para no caer en saco roto una vez más.

“La subjetividad no es innata, no está de antes, no es natural, porque no somos animales. Tenemos el lenguaje, y eso nos determina. La subjetividad no es solo individual o familiar sino que es social. La misma es producida y se fabrica”.

Sigmund Freud explicaba que el ser humano no existe sin el otro. “El ser humano es un cachorro que no podría subsistir sin otro que lo alimente, lo crie y le trasmita eso que somos. Y de allí surgen preguntas tales como: qué somos, qué hacemos, por qué comemos lo que comemos, por ejemplo, por qué nos divierte tal o cual cosa, cuáles son nuestros afectos. Es decir, todo aquello que nos va dando lo que llamamos identidad, ya sea una singular, familiar, nacional, entre otras cuestiones. Si bien es una obviedad, no es lo mismo un argentino, un español o un italiano”.