Todas las semanas se emite por el canal de Youtube de Conclusión un ciclo que buscará acercar la realidad para poder interpelarla profundamente. Es por ello que Catalejo, a lo largo de treinta minutos, abordará diversos temas ligados a la actualidad, cultura, salud, política, opinión e investigación, tratando de amplificar en todos los casos, un imprescindible debate.

En este capítulo, Marcos Marini, integrante del Frente de familias productoras y del trabajo agrario de Berisso, brindó su punto de vista en torno al último intento de paro del sector más concentrado del campo, tomando como referencia el imprescindible trabajo que viene realizando la agricultura familiar para poder torcer el paradigma productivo monopólico de la actualidad.

 

El lockout patronal impulsado por la Mesa de Enlace pudo aglutinar más figuras del arco político opositor, que a los propios productores. Rancias consignas que se repiten a lo largo de una historia con aroma a golpe y sabor a privilegio.

Las entidades que fogonearon e impulsaron el lockout (Sociedad Rural, Confederaciones Rurales, Coninagro y Federación Agraria), consensuaron un documento en donde se destacaban proclamas como por ejemplo la necesidad de un “urgente cambio de rumbo” y “el rechazo al intervencionismo estatal arbitrario y discrecional”.

El latifundio y sus bajos instintos, el sueño húmedo de una Argentina blanca, europeizada y tan solo para un puñado de familias beneficiadas por los golpes y políticas conservadoras, sigue siendo la meta impuesta por distintas generaciones. El poder fáctico, verdaderos marionetistas que suelen moverse en las sombras con una libertad asombrosa, los dueños de todo, incluso de la subjetividad de la opinión pública.

En un contexto donde las mayorías resisten a duras penas la opresión de los especuladores y la agenda del FMI, el sector más beneficiado sigue aferrado a su codicia. Mientras tanto, desde la agricultura familiar, se sigue exigiendo políticas públicas que puedan acompañar un desarrollo que se muestra como la solución a los problemas, ya que, desde el trabajo de estas familias, proviene aquello que ponemos sobre nuestras mesas.