El 16 de junio de 1955, la cotidianidad de la ciudad de Buenos Aires se vio interrumpida por el mayor atentado ocurrido en la Argentina, cuatro veces más muertos que en la AMIA. Pocas veces en la historia mundial miembros de las Fuerzas Armadas de un país, con la connivencia de sectores políticos y eclesiásticos, descargaron sus bombas y ametrallaron a la población civil como forma de implantar el terror e intentar tomar el poder.

En toda la historia argentina, a su vez, jamás una ciudad fue objeto de un bombardeo por parte de fuerzas extranjeras. Lo más doloroso de este cruel atentado fue el silencio, nada se habló durante décadas. Hasta en la actualidad, muchas veces pasa por alto de los libros de estudio e historia.

La Armada Argentina, con apoyo de sectores de la Fuerza Aérea, encabezó un ataque que tenía como objetivo principal asesinar al presidente Juan Domingo Perón y a los miembros de su gabinete para consumar así un golpe de Estado. Sin embargo, la maniobra comprendía también la agresión contra civiles que pudieran alzarse en defensa de un gobierno constitucional que contaba con un importante apoyo popular. El propósito de la conjura, tras asesinar al presidente de la Nación, era instaurar un triunvirato civil integrado por Miguel Ángel Zavala Ortiz (dirigente de la UCR), Américo Ghioldi (dirigente del Partido Socialista) y Adolfo Vicchi (del Partido Conservador).

Toneladas de explosivos que hacían un total de cien bombas fueron arrojadas desde el cielo por aviones, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. La mayoría de ellas cayeron sobre las plazas de Mayo, Colón y sobre la franja de terreno que va desde el Ministerio de Ejército (ubicado en el Edificio Libertador) y la Casa Rosada, en el sureste, hasta la Secretaría de Comunicaciones (situada en la sede del Correo Central) y el Ministerio de Marina, en el noroeste.

El ataque, ante la ausencia del Presidente y de sus ministros, constituyó desde el inicio una agresión destinada a sembrar el terror entre la población y así quebrar la adhesión popular al gobierno constitucional. Clara muestra de ello es que solo doce de las más de trescientas víctimas mortales se encontraban dentro de la Casa de Gobierno, en la que impactaron veintinueve bombas, de las cuales seis no estallaron.

El resto de las bombas y los proyectiles de grueso calibre disparados desde los aviones y también por los infantes de Marina que intentaron asaltar la Casa Rosada estuvieron dirigidos a una población que vio su cotidianeidad interrumpida por la primera incursión de la Aviación Naval aquel jueves frío y nublado de junio de 1955. El ataque aéreo se realizó en sucesivas oleadas entre las 12:40 y las 17:40. La Casa Rosada, la Plaza de Mayo y sus adyacencias (donde se registró el mayor número de víctimas), el Departamento Central de Policía y la residencia presidencial (ubicada donde hoy está la Biblioteca Nacional) fueron los principales objetivos. Además de los más de trescientos muertos, el ataque dejó como saldo más de mil doscientos heridos.

Gremios, legisladores y Madres recordarán el bombardeo a Plaza de Mayo en 1955

Referentes de sindicatos, legisladores porteños y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora colocarán hoy tres baldosas conmemorativas por el bombardeo del 16 de junio de 1955 sobre Plaza de Mayo, en memoria de las más de 300 personas asesinadas y miles de heridos en el intento de derrocar y matar al presidente Juan Domingo Perón.

Al cumplirse 67 años del ataque perpetrado por aviones de la Marina y Fuerza Aérea en la zona de Plaza de Mayo, la mesa ‘No nos han vencido’ -integrada por ATE Capital, el sindicato del Personal de Dragado y Balizamiento seccional Río de la Plata, legisladores porteños del Frente de Todos (FdT) y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora- realizarán el homenaje frente al edificio del Ministerio de Economía, donde «todavía están las marcas de las bombas».

Martín Tomassini, secretario general del Sindicato del Personal de Dragado y Balizamiento Seccional Río de la Plata, informó que a partir de las 12 se realizarán diversas actividades y que, a las 12.40, que «es el horario en que cae la primera bomba, sonará una sirena fuerte y habrá una intervención».

El cierre está previsto para las 14.30 y estará a cargo de Juan Carlos Schmid, secretario general del sindicato del Personal de Dragado y Balizamiento; Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital; Alejandro Amor, legislador porteño del FdT y Taty Almeida, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.