El año 2019 comenzará con un eclipse total de Luna que tendrá lugar en un momento de máximo acercamiento del satélite a la Tierra, por lo que se verá ligeramente más grande. A las 18.12 del próximo 21 de enero, el satélite, en fase de Luna llena, quedará completamente envuelto en un manto rojizo o anaranjado. Este fenómeno será visible desde América el Norte, América del Sur, oeste de Europa y África. Se podrá ver en su fase parcial una hora antes y otra después de las 18.12.

Este fenómeno astronómico ha sido designado por algunos medios con el estrambótico nombre de «superluna de sangre de lobo», inspirándose en las designaciones de los teóricos del apocalipsis Mark Blitz y John Hagee, tal como ha denunciado Ryan F. Mandelbaum en Gizmodo. Por tanto, según Mandelbaum, esta nomenclatura es más pseudocientífica que científica, y alude más a ideas esotéricas que a un fenómeno corriente nada relacionado con presagios.

«Los científicos y los astrónomos no le llaman a estos eventos comunes lunas de sangre, al menos no en serio», escribe Mandelbaum. A pesar de todo, el término se ha popularizado enormemente en los últimos años en medios y redes sociales.

Buena prueba de que el mundo no se acabará y de que ningún lobo mágico sangrará es que el 27 de julio hubo otro eclipse total y que el año 2019 será testigo de otro eclipse lunar más. Tal como ha informado Space.com, después del eclipse lunar total del 19 de enero habrá uno parcial el 16 de julio. En 2020, la mecánica celeste causará cuatro eclipses lunares penumbrales, que ocurren cuando la Luna queda solo ligeramente oscurecida.

El eclipse total ocurrirá porque el Sol, la Tierra y la Luna estarán completamente alineados. El enrojecimiento tendrá lugar porque la luz del Sol será filtrada por la atmósfera de nuestro planeta, de modo que absorberá los colores azules y dejará pasar los rojizos y anaranjados, de forma similar a como ocurre durante los atardeceres y amaneceres. En el caso de los eclipses totales, la Luna atraviesa la zona de umbra, en la que el oscurecimiento es máximo.

Según ha dicho en Space.com la astrónoma Pamela Gay, curiosamente, el color rojizo que veremos en la Luna es un reflejo del estado de la atmósfera del planeta: «Una Luna de color sangre es creada por las cenizas de incendios y volcanes, tormentas de polvo y polución, toda filtrando la luz solar a medida que se dispersa alrededor de nuestro mundo». El motivo es que estas partículas tienen un tamaño que dispersa la luz de ciertas longitudes de onda y no otras. Si no fuera por toda esa amalgama, el eclipse total le daría a la Luna un color gris oscuro.

Fuente: ABC Ciencia