En los primeros nueve meses del año, una empresa de emergencias médicas recibió 1.500 llamados que reportaban dolor de pecho, de tórax, palpitaciones y temblores en el cuerpo, síntomas entendidos como de un inminente infarto. Sin embargo, el 80 por ciento de los pedidos de auxilio fue diagnosticado como crisis de angustia o trastorno de pánico. Los coordinadores de estos servicios coinciden en advertir un crecimiento en la demanda de atención de urgencia relacionado con trastornos de ansiedad. Una situación que se visibiliza sobre todo, señalan, con la proximidad de las fiestas de fin de año.

«La consulta por situaciones relacionadas con crisis de angustia o de ansiedad está creciendo», aseguró el coordinador médico de Emerger, Ricardo Cointry. Y advirtió que muchas veces los síntomas que vivencian los pacientes pueden confundirse con los de un infarto, como palpitaciones, dolor de pecho, sudoración, dificultad respiratoria e incluso temblores.

Para el profesional, la situación que registran los servicios de emergencia se relaciona con el aumento de los trastornos de ansiedad y las situaciones de estrés en la población general. «Si bien somos emergentólogos, podemos decir que la causa del incremento de esta demanda tiene un origen social. Son trastornos tratables y controlables, pero que requieren la consulta con un especialista», sostuvo.

Según datos relevados por Grupo Emerger, entre enero y septiembre de este año, se registraron en Rosario 1.500 llamados que demandaban atención de urgencia por suponer que se trataba de un infarto. Sin embargo, 1.200 de estos pacientes fueron diagnosticados con una crisis de angustia.

Más del 75 por ciento de los pacientes afectados correspondieron al sexo femenino, mientras que los hombres ocuparon casi el 25 por ciento de los registros.

De todas formas, esa demanda representa apenas un mínimo porcentaje de las consultas que atiende el servicio. Para ponerlo en cifras, entre enero y septiembre, la central de Emerger recibió 68 mil llamados, de los cuales el grueso obedecía a situaciones que no representaban emergencias.

Clave roja. «Cuando el llamado ingresa a la central, se clasifica con tres códigos: verde para las consultas médicas en domicilio, amarillo para las urgencias donde la situación es grave, pero no está en riesgo la vida del paciente y, finalmente, el rojo para las situaciones de emergencia donde si existe peligro de vida. Muchas veces sucede que el detalle del familiar o del mismo paciente sobre lo que está ocurriendo hace que sea imposible para el operador determinar si se trata de un infarto o de una angustia severa. Sin embargo, una vez en el lugar, los médicos emergencistas detectan que los síntomas que efectivamente vivencia el paciente, están asociados a una severa crisis emocional que no pone en riesgo la vida del paciente», explicó Cointry.

La experiencia de los responsables de otros servicios médicos es similar. «Se han incrementado las llamadas de los pacientes por crisis de pánico o de angustia, relacionado con todo lo que se está viviendo, situaciones de estrés, de inseguridad. Pero también es cierto que estamos viendo muchos pacientes jóvenes con síndromes coronarios. Ambas cosas son reales: hay más personas con crisis de pánico y más problemas cardiológicos en personas jóvenes», expuso María Rosa Chevasco, Jefa Operativa de Vittal.

Mundial. El director médico operativo de Ecco, Jorge Neil Chapman, también se refirió a un aumento en el número de consultas por dolores de pecho o falta de aire. «Nuestros pacientes no saben de medicina, ni tienen por qué saber, y muchas veces piensan que lo que padecen reviste de mucha más gravedad. Y este tipo de consultas se hacen más frecuentes en determinadas épocas del año, como fue durante el Mundial de fútbol o como sucede con la proximidad de las fiestas de fin de año», sostuvo Neil.

Lo más importante es, sostuvo el profesional, que estos casos no se agoten con la consulta del médico a domicilio sino que, si el cuadro persiste, se recurra al médico de cabecera de la familia o a un especialista.

Un miedo intenso sin razón evidente

En el informe elaborado por los profesionales del grupo Emerger se destaca que el trastorno de pánico es la aparición súbita de miedo intenso, sin razón evidente para la víctima o para los demás. Generalmente aparecen de repente, y alcanzan su máxima intensidad al cabo de 10 a 20 minutos.

Los síntomas que sufren generalmente los pacientes son palpitaciones, sudoración, sensación de falta de aire, temblores, dolor de pecho, escalofríos, mareos, desmayos, sensación de hormigueo o miedo a morir, entre otros.

Frente a este malestar, señala el trabajo, es aconsejable el tratamiento a través de un especialista, psicólogo o psiquiatra ya que ante estas consultas solo se medica en forma sintomática, y que el objetivo de una buena terapia es ayudar a la persona a desempeñarse bien durante la vida cotidiana.