Por Gisela Gentile

“Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta saludable” indica el lema elegido para esta nueva semana mundial de la lactancia materna que se desarrollará del 1 al 7 de agosto. Una frase que no intenta ser un slogan, sino concientizar sobre el impacto ambiental que tiene la producción de leche de fórmula.

¿La leche de formula se relaciona con el ambiente? Sí, la mal llamada leche “maternizada” utiliza en su producción y elaboración recursos naturales agotables, y su posterior embazado alteran y contaminan de sobremanera nuestro planeta. Por ello, amamantar es político y representa una elección por sobre nuestro cuerpo, el de el bebé, y que tendrá una consecuencia no sólo en la salud de ambos, sino también en la tierra.

Luego de los datos que surgen desde investigaciones realizadas por diferentes organismos de todo el mundo, resulta indispensable tener en cuenta cuáles son los costos en la producción de leche de fórmula, el negocio sideral que representa el mismo, como así también resaltar como los profesionales de la salud desoyen o son cómplices de estas grandes marcas. Es necesario equilibrar esta ecuación, multiplicando y compartiendo información que llame a concientizar. 

Conclusión dialogó con la puericultora Ana Toloza con el fin de pensar desde esta perspectiva,  lo importante y revolucionario que resulta amamantar. “Me conmueve mucho los datos que arrojan esas investigaciones en torno a la alimentación infantil y el ambiente. Es una cuestión política, ya que el estado se ahorraría mucho dinero si tenemos en cuenta que la alimentación a base de leche de fórmula repercute en la salud de los niños, ocasiona gastos energéticos y utiliza recursos no renovables para su elaboración”.

En contraposición a esto, contamos con la leche materna que está al alcance en cualquier momento, es gratuita y no daña el medio ambiente. “La leche humana está allí, a disposición y con temperatura perfecta. Siempre desde mi lugar hago hincapié en sacar la culpa afuera, y no generar malestares en aquellas mamás que por alguna razón no pueden amamantar o no quieren hacerlo, porque tiene que ver también con los derechos que tenemos como mujeres. Es importante estar informadas y pensar en los derechos que tiene el bebé de iniciar su vida con una alimentación óptima como la lactancia materna”.

La lactancia materna no contamina, no genera residuos, está al alcance de todos y es sustentable.

En torno al impacto de la fabricación de la leche de fórmula en el ambiente, la puericultura brindó sobre datos realmente alarmantes. “La lactancia materna no contamina, no genera residuos, está al alcance de todos y es sustentable. En contraposición a esto, la fabricación de la alimentación de fórmula produce un fuerte impacto y deja huella de carbono, esta última expresión se utiliza para nombrar en cierto modo la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que produce el ser humano al fabricar un producto o realizar sus actividades diarias, es la huella que deja nuestro paso en el planeta”.

La alimentación infantil de fórmula mueve aproximadamente 37 mil millones de dólares al año, y en postres y cereales 17 mil millones, un total de 54 mil millones totales por año. “El monto es tan elevado que lo comparan con el dinero que genera la bebida cola más conocida del planeta que ronda los 58 mil millones de dólares anuales. Los números que se han conseguido son realmente preocupantes, al igual que los costos que implica para una familia argentina la compra de la leche de fórmula a lo largo de la infancia de los niños. Esto último se contrapone al ahorro que resulta para aquellas familias que optan por la leche humana. La economía familiar dando fórmula gasta por mes $7.700, en un semestre $46.200, y a todo esto hay que sumarle el gasto energético de hervir agua, acceder a la misma, compra de biberones, esterilización de los mismos y demás”.

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Al igual que las familias argentinas, el estado también ahorraría en salud, ya que amamantar previene muchas enfermedades en madres y niños. “Dar la teta no sólo ahorra miles y miles al estado ya que previene enfermedades en quien amamanta y en el niño, sino que también dar la teta hace que se reduzca la necesidad de faltar al trabajo, ya que los niños se enferman menos o transitan las enfermedades de forma más leve”.

Tenemos que tratar de tener una lactancia humana óptima, revisar las campañas publicitarias y fomentar la lactancia materna.

Volviendo al lema elegido para este año, es necesario visibilizar qué implicancia tiene en el planeta la elaboración de cada lata de leche de fórmula, en donde entra en juego la tierra, el acceso a la misma, y la tala indiscriminada de los bosques para ampliar ocupación. “Debemos pensar cuántas vacas, cuánto alimento, cuantas hectáreas de tierra se necesitan para llevar adelante este proceso. El efecto invernadero producido por el gas Metano que liberan las vacas cuando eructan o cuando tienen sus flatulencias, la tala indiscriminada, las quemas, y el éxodo de los animales a las ciudades que trae como consecuencia enfermedades de los animales que mutan hacia los humanos (zoonosis)”.

Para producir un kilo de leche en polvo de fórmula se utilizan 4.700 litros de agua.

Un punto saliente es poner en números la utilización de recursos limitados, “para producir un kilo de leche en polvo de fórmula se utilizan 4.700 litros de agua, las fábricas que las producen también generan un calentamiento global, sumado a los 100 millones de toneladas al año de gas metano que producen las vacas. A esto hay que agregarle también la crueldad de como los terneros son sacados de sus madres, la industria deja que la vaca le proporcione a la cría el calostro por un día, para que tengan chances de sobrevivir. Luego se lo quitan a la vaca para amamantarlos con mamaderas de fórmulas y así poder ordeñar a esas vacas adultas para la producción. Es importante aclarar que no estamos en contra de la leche de fórmula, pero si del uso excesivo de las mismas, que están ligadas a las ganancias que genera esta monstruosa industria”, sostuvo.

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En torno al derecho de amamantar y ser amamantado, Toloza agregó: “Tenemos que tratar de tener una lactancia humana óptima, revisar las campañas publicitarias y fomentar la lactancia materna, sin dudas que refiere a política pública ya que el estado está obligado a brindar información de libre acceso a las mamás para que podamos ejercer nuestros derechos y sostenerla en el tiempo”.

La pandemia también ha atravesado a la lactancia, por ello refirió dos puntos muy interesantes a tener en cuenta. “Por un lado, para verle el lado positivo, podemos decir que la pandemia le otorgó a la mamá y el papá más privacidad. Al tener menos visitas han contado con mayor tiempo de intimidad con ese nuevo bebé, y menos intromisiones en torno a formas de llevar a cabo la lactancia, por ejemplo. Muchas mamás me han comentado que se han sentido más cómodas al encontrarse solo con sus parejas en esas primeras horas luego del nacimiento, sin visitas y sin pensar por ejemplo, si a algunos de los presentes le incomodará que esté sacando una teta afuera”.

Es importante no herir a las mamás que han optado por fórmula, ya sea por falta de elección o información, no debemos culparnos pero sí seguir en el camino de la concientización.

Respetar a esa mamá con la diada es un punto trascendental, que nos empodera, que nos habilita a escuchar a nuestros cuerpos que saben parir, amamantar y criar. “Nuestro trabajo como puericultoras en muy presencial, lo cual fue una dificultad al principio de la pandemia y luego lo fuimos reformulando. Con respecto al aumento de las consultas sobre destete, puedo decir que en muchos casos la mamá está más cansada, preocupada, exigida y con un niño que no lleva una vida de salidas y visitas normales, por lo cual los ha tornado más demandantes. Pero cuando se indaga con esa mamá la necesidad de destetar, muchas a veces no lo hacen, ya que comprenden que la teta no es sólo alimento, sino también amor , y en muchos casos el niño necesita regularizarse con las tomas porque no puede expresar sus sentimientos o emociones. Y en otros casos también ser respetuosas con nuestros cuerpos y escucharnos para tomar la decisión, y acompañar los procesos de cada mujer”.

Como reflexión final, Ana Toloza expresó: “Es importante no herir a las mamás que han optado por fórmula, ya sea por falta de elección o información, no debemos culparnos pero sí seguir en el camino de la concientización. Debemos volver a creer en el poder que tenemos, que no hay dictámenes heredables como ‘si mi mamá no dio la teta, yo tampoco podré’. Somos una generación criada con leche de fórmula porque se creía y se fomentaba que era la mejor opción. Hoy la situación está cambiando y somos la misma generación que rompe con esos esquemas familiares para abrir un nuevo paradigma para nuestras hijas e hijos. Dar la teta debería ser natural, resaltando que es necesario el empoderamiento y el respetar las decisiones de otras mujeres”.