Por Jennifer Hartkopf

¿En qué consiste una alimentación saludable para niños? ¿Cuál es la importancia de que reciban una alimentación adecuada? ¿Cuáles son las consecuencias de una mala alimentación? ¿Cuánto influye la llamada ‘comida chatarra’? ¿Qué puedo hacer, como padre, para ayudar a mi hijo a hacer elecciones saludables sobre los alimentos? ¿Es importante complementar la alimentación con actividad física?

Para dar respuesta a estas preguntas, Conclusión consultó a una nutricionista que aportó sus reflexiones y su mirada profesional al tema.

“Los hábitos alimentarios que se formen en la infancia acompañarán a los niños a lo largo de su vida, por lo que es imprescindible hacer un seguimiento continuo de los alimentos que consumen”, explicó la nutricionista Sofía Hernández, matrícula N° 1420/2 y en seguida agregó: “Están en plena etapa de crecimiento y desarrollo, por lo que una buena alimentación sirve tanto para que los niños obtengan un mayor rendimiento escolar, como para que crezcan sanos físico y mentalmente”.

En ese sentido, Hernández expresó que una alimentación apropiada debe incluir todos los grupos de alimentos, ya que según señaló “no difiere mucho a la del adulto”. “En el plato tiene que haber algo de carne, cereales y verduras, y el consumo de algún tipo de frutas, una o dos veces por día. En cuanto a los lácteos, deben ingerirse tres veces por día. Además, deben respetarse cuatro comidas, con la posibilidad de agregar una o dos colaciones”.

Refiriéndose a los efectos negativos que puede causar en un niño una alimentación inadecuada, mencionó problemas en el crecimiento, en el desarrollo físico y mental, y en la aparición de enfermedades.

“El niño tiene un mayor rendimiento en la escuela cuando está correctamente alimentado; la deficiencia de hierro o una nutrición insuficiente en los niños, pueden afectar negativamente a la capacidad de aprendizaje”, ejemplificó la especialista y en contraposición, dijo que “una alimentación saludable puede ayudar a evitar el desarrollo de enfermedades asociadas con los adultos, como la diabetes tipo 2; así como el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares graves o colesterol alto, al tiempo que ayuda a prevenir carencias nutricionales o enfermedades infantiles”.

Luego, destacó la importancia de evitar o controlar el consumo de la ‘comida chatarra’ debido a los números daños que puede ocasionar, a saber:

  • Desarrollo: no ayuda a obtener un buen desarrollo por falta de nutrientes.
  • Estudio: la capacidad de aprendizaje disminuye.
  • Afectaciones: los niños pueden presentar anemia y trastornos químicos.
  • Obesidad: se vuelven obesos o con sobrepeso y sufren pérdida de autoestima.
  • Enfermedades: contribuye al aumento de enfermedades crónicas cuando son adultos como diabetes, hipertensión arterial, alteración en los lípidos (colesterol, triglicéridos) y cardiopatías.
  • Bebidas: Las gaseosas o cualquier bebida carbonatada o con cafeína disminuyen o retardan la absorción de calcio, importante para los huesos.
  • Malestares: producen irritación en el estómago e intestinos, o gastritis, además de producir estreñimiento porque no aportan fibra.

“Los hábitos alimenticios saludables para los niños empiezan por sus padres, son quienes sirven como modelo de alimentación saludable en casa, y quienes deben enseñar a sus hijos sanas costumbres de alimentación”, señaló la nutricionista a Conclusión y advirtió: “Si un padre no lleva una alimentación saludable que no pretenda que su hijo la tenga”.

Así, brindó una serie de recomendaciones a tener en cuenta: no elegir la comodidad y optar por las comidas rápidas, tener lácteos y frutas a disposición, incluir siempre verduras en las comidas, no darles para consumir muchas gaseosas sino incorporar el consumo de agua y/o jugos de frutas naturales y por último, no tener solo galletitas y golosinas en la alacena sino variedad de alimentos saludables.

Finalmente, Hernández destacó que “complementar la alimentación con actividad física es importante porque mejora la salud física, mental y social de los pequeños ya que aprenden a trabajar en equipo y los beneficios que incorporan a esa edad, se mantienen en la edad adulta”.