Por Gisela Gentile

El caso de Cristian Pereyra fue muy conocido en la ciudad de Rosario luego de un video realizado por sus hijos donde le pedían a la obra social que se hiciese cargo de la medicación que necesitaba su padre. El mismo padece Leucemia Mieloide Crónica (CML) diagnosticada en el año 2011.

Desde el diagnóstico comenzó una dura batalla para sobrellevar la enfermedad, el año pasado se le detectó una mutación de la misma denominada T315I. Debido a esto inició trámites legales con la obra social OSEIV para conseguir la medicación que él necesitaba.

Con la ayuda de los medios de comunicación que visibilizaron el caso, Cristian logró en parte contar con la misma y a su vez ingresar en un protocolo de investigación con sede en Buenos Aires.

En noviembre de 2018 llegó el primer pedido de medicación luego de batallar judicialmente desde junio con la obra social OSEIV. En la espera de dicha droga, Cristian ingresó en un protocolo de la fundación Funfaleu en Buenos Aires.

>Te puede interesar: “Si la obra social no paga su medicación, mi marido se muere”

Por su condición clínica, contaba con todos los requisitos necesarios para acceder al mismo y ser parte de una investigación para probar la medicación que necesitaba para tratar su leucemia y que tantos problemas le trajo reclamársela a su obra social. Al ser un proceso investigativo, la dosis de la misma era elegida aleatoriamente, así fue como a Cristian le adjudicaron 15 mg de Ponatinib. En principios respondió correctamente, ya que le proporcionaban otros medicamentos adicionales; pero lamentablemente cuando sólo quedó con el suministro de los 15 mg comenzó a notarse una variación en los valores de sus estudios.

Los protocolos exigen tener menos de 20.000 glóbulos blancos, pero sus últimos análisis arrojaron un valor mayor por lo cual quedó fuera del mismo. Es decir, cuando formaba parte de dicho protocolo estaba cubierto 100% con la medicación y análisis. Es por esto que la familia comenzó nuevamente a insistirle a la obra social, ya que esta debía comprar la Ponatinib.

Conclusión dialogó con Natalia Perdomo, esposa de Cristian y encargada de llevar adelante una nueva y renovada batalla. “En mayo comenzamos a prever que quedaría fuera del protocolo, por lo cual la doctora que lo atendía en Fundaleu nos dijo que deberíamos ir pidiendo la medicación en nuestra obra social, ya que se quedaría sin su remedio”, agregó.

Una situación compleja y triste que volvía a repetirse con la urgencia de obtener respuestas favorables, “iniciamos los trámites en mayo y la medicación llegó en julio. El cuatro de ese mismo mes presenté una nueva orden del medicamento que era de junio. Esperamos a presentarla, ya que todavía no había llegado la del mes de mayo, es decir que estaban retrasados. Fue allí donde el abogado de la obra social le responde a nuestro representante legal, Ariel Bozikovich, que deberían realizar una nueva demanda”, enfatizó indignada la esposa que sabía que el futuro se avecinaba oscuro.

A dos meses del pedido de la medicación no existen respuestas de la obra social, “mientras Cristian estuvo en el plan de investigación de Fundaler, OSEIV se ahorró un montón de dinero, y cuando necesitamos pedirle nuevamente que respondan, no cumplen”.

Ariel Bozikocich hizo todo lo legalmente posible para conseguir que compren la medicación y de esta manera lograr que la salud de Cristian no se siga deteriorando. “La última presentación legal indica que por cada día de incumplimiento, deberán pagar la suma de cinco mil pesos diarios. Efectivamente es más barato pagar la multa que adquirir la medicación, algo completamente lamentable”, exclamó.

La medicación tiene un valor de 15 mil dólares, monto inaccesible para personas que cuentan con un ingreso básico.“Con la multa que le cobran se ahorran mucho dinero, ya que seis meses de multa es un mes de medicación. En la demanda habíamos pedido mil dólares por mes pero lamentablemente  no salió por ese valor, ya que le hubiese costado más responder con ese dinero”.

Una historia y un camino repetido que nuevamente lo encuentra a Cristian contando día tras día la falta de su medicación que lo mantendría a salvo, “tenemos confianza que por vías legales podamos conseguirla, pero a ellos les conviene que pase el tiempo. Es muy triste y siento mucha impotencia, pero a mi marido están dejándolo morir”, concluyó.