El próximo 29 de enero, en la localidad santafesina de Villa Guillermina, se abrirán por primera vez al público las puertas de lo que fue la fábrica “La Forestal”, la cual supo ser la productora de tanino más grande del mundo a inicios de 1920.

En las últimas décadas, en el predio donde funcionó La Forestal operó una fábrica de maderas aglomeradas. Sin embargo, cambió de propietarios y los nuevos dueños llegaron a un acuerdo con las autoridades comunales para convertir este lugar en un espacio de memoria.

Por este motivo, se construirá en la fábrica un monumento a Teófilo Lafuente, quien fue el primer secretario general de los trabajadores de La Forestal y, en 1919, fue uno de los fundadores del Sindicato de Obreros en Tanino.

Lafuente fue uno de los obreros que, tras años de explotación, en 1921 se rebelaron contra la compañía británica La Forestal. Si bien este suceso culminó con hechos represivos por parte del Estado para proteger a la empresa, la lucha que los trabajadores llevaron adelante es digna de mención y por eso, a 100 años de su realización, habrá muchas actividades conmemorativas en el norte santafesino.

En los próximos meses, son varias las localidades del norte provincial que realizarán actividades relacionadas con La Forestal. La agenda incluye intervenciones artísticas, talleres y charlas-debates.

Pero por lo pronto el foco está puesto en enero de 2021, cuando se cumplen cien años de la lucha obrera de La Forestal. Los reclamos de los trabajadores del quebracho llevaba dos años, pero para 1920 los obreros de los distintos pueblos del norte provincial lograron unir voluntades y organizarse sindicalmente.

Tal es así que realizaron una huelga donde expusieron una larga lista de demandas, que apuntaban a mejorar sus condiciones de trabajo y de vida. Ante estos reclamos, La Forestal despidió y arrestó a muchos de los huelguistas.

Para mediados de 1920, la firma británica apoyó y financió la creación de la Gendarmería Volante, una fuerza represiva provincial que ayudaría a “poner orden” en las manifestaciones obreras. Pero poco después la empresa anunció el cierre de sus fábricas, motivo que impulsó a los trabajadores a las calles para reclamar que se mantengan los puestos laborales.

El 29 de enero de 1921 se produce “la revuelta obrera final”, donde un grupo de entre 300 y 400 trabajadores, cuya procedencia es muy difícil de determinar, intentó tomar las fábricas que estaban situadas en Villa Ana y Villa Guillermina, y planteó una lucha frontal contra la Gendarmería Volante.

A pesar de que llegaron en tren y armados, fueron repelidos hacia la espesura del monte y allí se produjo la “caza” de los huelguistas y la masacre final, con un número indeterminado de muertos y heridos. Medios de la época estimaron que hubo entre 500 y 600 víctimas fatales.