Hace exactamente 116 años, un 7 de marzo de 1906, nacía en Santiago del Estero el médico sanitarista, neurocirujano, “Negro” Ramón Carrillo, quien se convertiría después en el primer ministro de Salud de la Nación.

El doctor Ramón Carrillo, considerado el Padre del sanitarismo en la República Argentina dejó su carrera profesional a un lado para fundar las bases de lo que hasta hoy conocemos como salud pública en nuestro país.

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Como bien dijo una vez: «Si yo desaparezco, queda mi obra y queda la verdad». Todavía hoy están en pie los policlínicos, los hospitales, y los restos de un sistema de salud que permitió por primera vez a las mayorías populares tener acceso a la salud como ya lo tenían las clases dominantes.

Carrillo tenía claro que «frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas”.

Las propuestas formuladas por Carrillo, contemplan todos los aspectos vinculados a la higiene pública, a la higiene industrial y la medicina del trabajo, a la farmacología y control farmacéutico, a la creación de plantas industriales médico farmacéuticas, a la creación de una droguería central, a la creación de un Instituto de Higiene Social, de un Instituto Médico Social de Rehabilitación de Inválidos, uno similar para la Medicina e Higiene Escolar y otro orientado a la Fisiopatología del Deporte, a la construcción de hospitales y estaciones sanitarias de observación y aislamiento en las fronteras y puertos, y a la creación de una Escuela Técnica de Salud Pública, entre otras tantas previsiones.

El Plan de Orientación Sanitarista concebido por Carrillo fue preciso, efectivo y abrumadoramente exitoso y contó con elementos de diagnóstico muy importantes, entre ellos los resultados de los exámenes médicos que se les practicaban a los ciudadanos al ingresar al servicio militar, información de la que obtuvo conocimiento al hacerse cargo del Servicio de Neurología y Neurocirugía del flamante Hospital Militar Central.

El resultado de la planificación efectuada por Carrillo y su equipo se materializó entre 1946 y 1954 cuando, entre otros extraordinarios logros, la dotación de camas pasó de 66.000 a 132.000 (cifras aproximadas), se edificaron más de cuatro mil establecimientos sanitarios, disminuyó ostensiblemente la mortalidad por tuberculosis, se redujo notoriamente la mortalidad infantil del 90 por mil al 56 por mil, se erradicaron epidemias como el tifus y la brucelosis y enfermedades endémicas como el paludismo, y aumentó visiblemente la esperanza de vida de los argentinos y argentinas en menos de una década.

Carrillo compartía la prédica anticolonialista de la época y la necesidad de integrar un movimiento dotado de esa épica emancipadora que nutre el surgimiento del Primer Peronismo.