Los trabajadores del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires denunciaron al jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta por avanzar «con un nuevo recorte del 10 % de trabajadores que venían sosteniendo sus tareas laborales bajo modalidades de contratación precarias y de fraude laboral».

En tal sentido, desde la Junta Interna de ATE Promoción Social, también indicaron que se decidió «reducir en Ministerios denominados por el propio Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como esenciales mientras se agudiza la pandemia».

Después de especificar que el Gobierno de la ciudad capital desconoce «el decreto presidencial sobre prohibición y suspensión de despidos», desde la organización gremial, «la crisis económica y sanitaria avanza, evidenciando peores consecuenciasen las poblaciones más vulnerables de la ciudad».

Además, expusieron que «muchas de las personas despedidas son mujeres; al igual que en las tareas domésticas, las del Ministerio se encuentran altamente feminizadas».

«Muchas también son madres -único sostén de familia- y realizan tareas de trabajo remoto, quedando sobrecargadas por los cuidados de hijos y familiares a cargo, presionadas por la falta de recursos gubernamentales que redundan en sobreexigencias. Se registraron casos de arbitrariedad desmedida como el de despedir a una trabajadora por no presentarse al ‘voluntariado estatal’ siendo que se encontraba en aislamiento preventivo al ser contacto estrecho por Covid-19, contando con todos los certificados del Ministerio de Salud», agregaron.

Además de calificar los despidos como «injustificados, discriminatorios y poco éticos», manifestaron que los mismos «reflejan niveles de violencia laboral y de género de forma muy explícita».

«El ajuste impulsado por Horacio Rodríguez Larreta en el mismo movimiento en que ataca las fuentes laborales y de ingreso, reduce las posibilidades de acompañamiento hacia las poblaciones más vulnerables, deteriorando aún más las políticas sociales estatales. Los recortes redundan en consecuencias de crudeza sin igual, como la pérdida irreparable de trabajadores de salud o de quienes sostienen ollas populares en los barrios para paliar el hambre que mueren a causa de la desidia».