Los trabajadores del frigorífico Penta, de Quilmes Oeste, sufrieron una dura represión mientras mantenían una presencia en los portones de la empresa. Hace 20 días que vienen luchando contra un lock out del empresario Ricardo Bruzzese, quien además tiene otros dos frigoríficos y es presidente de la Cámara Argentina de la Industria Frigorífica (CADIF). La policía bonaerense, de Kicillof y Berni, actuó para garantizas la impunidad patronal.

La patronal no quiso reconocer a los tres delegados elegidos en diciembre extorsionando que si los delegados no renunciaban cerraba el frigorífico, amenaza que concretaron el 17 de marzo. El Estado dictó una conciliación obligatoria que Bruzzese desconoció, además de no pagar los salarios, y no realiza aportes previsionales ni de obra social.

El argumento para este ataque es que no hay trabajo por falta de faena, lo cual es una impostura, ya que la patronal freno la misma con otro argumento: “acciones desleales por parte de trabajadores”. Lo que no explica la patronal es donde está la lealtad en despedir, no pagar salarios, y deber aportes.

La planta opera con 250 trabajadores quienes se encuentran acampando en los portones, y acaban de ser reprimidos fuertemente por la policía bonaerense.

El conflicto comenzó a la par de la cuarentena. Los trabajadores denuncian que la empresa desvió el trabajo a los otros dos frigoríficos para quebrar la lucha. Desde ese momento vienen solicitando la intervención de la intendenta Mayra Mendoza (que en campaña electoral visitó las instalaciones), quien hasta el momento ignoró el pedido de audiencia reclamado por los trabajadores.