El secretario general del SADOP Rosario, Martín Lucero, cuestionó los dichos del Ministro de Hacienda de la Nación, Alfonso Prat Gay, que apuntaron a poner un techo a las paritarias con la amenaza de pérdida de puestos de trabajo. El dirigente de los docentes privados definió como «berreta» la actitud del ministro y señaló: «Lo que nosotros esperamos del Estado es que nos diga cuáles serán las políticas que garantizarán el empleo, la inclusión social y el poder adquisitivo del salario, no que se amenace con perder puestos de trabajo».

El dirigente señaló: «Seguramente para muchos funcionarios lo ideal es que no hubiera paritarias, es más, algunos desearían que no existan sindicatos» y analizó, en tal sentido, la conformación del gabinete nacional. «Es una cuestión de modelos. Hoy tenemos más de cuarenta gerentes o CEOs de grandes empresas nacionales o multinacionales en puestos claves de la gestión del Estado. No es una casualidad. Es una decisión política basada en el prejuicio de que lo privado es eficiente y lo estatal no», y continuó: «No tenemos problemas con que sean liberales. El problema es que sean indolentes con las necesidades de la gente».

Lucero consideró que el desembarco de ejecutivos de empresas privadas a ministerios y secretarías pone en jaque la «ecuanimidad e independencia» al momento de defender intereses multisectoriales, como el de trabajadores, jubilados, Pymes, profesionales independientes, movimientos sociales, entre otros. «Todos sabemos que la mano invisible del mercado hace tiempo que se convirtió en un puño bien visible que solo presiona a los débiles en beneficio de los fuertes», señaló el titular del SADOP.

«Parece improbable que puedan ser parte de decisiones políticas que afecten a su sector de origen, y lo que es peor, esas decisiones afectarán de manera directa la concentración de esos grupos de poder económicos en detrimento de los sectores sociales que más requieren del Estado», apuntó el dirigente, que agregó finalmente: «Si el Estado no sirve para compensar desigualdades, no sirve para nada. Salvo para volver más poderosos a los poderosos».

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