Los 46 trabajadores de la empresa Fluvialba, que pertenece a la petrolera estatal venezolana Pdvsa, se enteraron de su despido justo en el momento en el que estaban negociando la regularización con el representante de la compañía.

Según contó quien se desempeñaba como cocinero, José Luis Bressan, Fluvialba también les adeudaba las vacaciones y los aguinaldos, habiendo sido el mes de diciembre de 2021 el último mes en percibir la remuneración mensual correspondiente a junio de 2020.

Los trabajadores despedidos forman parte del  Sindicato Obrero Marítimo Unido (SOMU), de Patrones Fluviales, de Ciconara, de Marina Mercante y de Maquinistas.

En conversación con La Radio de Fray Luis Beltrán, Bressan explicó que “el conflicto lleva aproximadamente 3 años, comenzó a fines de 2018 y se agravó en 2019 y detalló: “A partir de enero de 2019 empezamos a cobrar los sueldos espaciados, con atrasos de uno o dos meses, después no nos pagaban, después nos pagaban el 50 %, después un treinta por ciento y después dejaron de pagarnos”.

“Allí tomamos la iniciativa y empezamos a hacer marchas a la Embajada de Venezuela, porque esta empresa fluvial pertenece al conglomerado de Pdvsa, que como sabemos es la estatal de ese país”, continuó.

Más adelante subrayó: “El último sueldo que cobramos fue en diciembre de 2021, que corresponde al mes de junio de 2020 y a valores históricos, ni siquiera un sueldo actualizado”.

Después de exponer que “las oficinas tampoco pagaban los alquileres y los servicios como el del teléfono y de la luz”, el trabajador explicó que “los dirigentes gremiales están haciendo lo posible”.

Así, Bressan contó lo más sorpresivo e indignante: “Para empezar a negociar querían que desarticuláramos la marcha y que les demos tres meses”.

“En esta misma reunión un compañero le manda la captura de pantalla que mostraba que había recibido un telegrama de despido, como nos sucedió masivamente, con fecha 9 de febrero que era el día anterior a la marcha”, señaló.

Seguidamente, agregó: “Fue muy triste para nosotros, algunos tuvieron que trabajar en la construcción, otros de remiseros y otros se la rebuscan como pueden, vendiendo torta fritas,  en mi casa me ayudaron mis hijos”.

“Hemos perdido la dignidad como trabajadores – expuso Bressan – fue una guerra de silencios, muchas veces llamamos a canales y nadie nos atendió ni nos abrieron las puertas” y agregó: “Anímicamente nos devastó, muchos estamos próximos a jubilarnos y esto es una pesadilla, conversamos con los compañeros y nunca pensamos que íbamos a vivir esto”, se lamentó.

Por otra parte, el empleado de Fluvialba reveló que “cuando arrancó el conflicto, los barcos se pararon y no salieron más, pero cuando empezó Fluvialba tenía unas 12 embarcaciones, muchos de los mejores barcos pasaron a tener bandera paraguaya y nos quedaron solo dos que hoy están tirados ahí, en el amarradero, solos y desolados como estamos nosotros”.

“Es una pena que los políticos no tomen nota de esto, no tenemos barcos argentinos, son todos de bandera paraguaya que surcan la Hidrovía y nosotros, los trabajadores argentinos somos los que hoy estamos padeciendo esto, lamentablemente”, finalizó.