El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica y la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires realizaron una investigación en conjunto que analiza la vinculación entre empleo, mercado de trabajo y trabajo doméstico. Los resultados demuestran que las mujeres también aquí se ven perjudicadas en mayor medida ante la crisis económica y las cuestiones culturales predominantes, de fuerte sesgo patriarcal.

Las mujeres, tal como apunta el informe publicado en Perfil, no solo tienen mayor dificultad para conseguir empleo. También, el hecho de que ejerzan habitualmente muchas de las tareas de cuidado e higiene de su hogar es un elemento que complica la posibilidad de acceso.

En síntesis, el relevamiento indica que en líneas generales en los hogares en los que el hombre tiene un trabajo remunerado fuera del hogar y la mujer no, las tareas no remuneradas suelen estar en manos de las mujeres. En los que trabajan los dos, sucede lo mismo mayoritariamente. De igual manera sucede en aquellos hogares en los que es la mujer la única que tiene trabajo remunerado.

El director del Observatorio de la Deuda Social, Agustín Salvia, explicó al medio que “efectivamente, el trabajo doméstico no remunerado puesto como imposición, como mandato hacia las mujeres es un tipo de trabajo que al reproducir en el hogar cuestiones que se dan en toda la sociedad, produce un enorme sufrimiento. Efectivamente, no siempre es una acción voluntaria. Y el contexto de crisis de toda la sociedad, agrava la cuestión. Digamos que estructuralmente, hay un mandato que se ve complejizado por el entorno económico y social”.

El informe ofrece una mirada en profundidad sobre el modo en que las mujeres del Conurbano Bonaerense se ocupan en actividades de trabajo no remunerado del hogar.

De manera más específica se indaga en a) la desigualdad de acceso al mercado de trabajo a partir de las tasas de actividad, empleo y desocupación; b) la desigualdad en la carga de trabajo no remunerado a partir de la tasa de trabajo no remunerado, tasa de actividad integrada y tasa de doble jornada c) la desigualdad en el tipo de trabajo no remunerado realizado a partir de la distinción de tareas domésticas intensivas, ocasionales y de cuidado. Además, se analizan desigualdades de género (entre hombres y mujeres), sociales (según estrato social y situación de pobreza) y socio residenciales (según aglomerado urbano y nivel socio económico del barrio).

Finalmente se analiza la incidencia de la actividad en el mercado de trabajo remunerado o en actividades de trabajo no remunerado en el bienestar subjetivo, tanto en mujeres como en varones.

El estudio demuestra que: “En primer lugar y como es conocido tienen mayor carga de trabajo no remunerado que sus pares varones residentes en el mismo aglomerado. También es mayor la tasa de doble jornada y se destaca que ésta es muy cercana a la tasa de empleo, lo que conduce a decir que casi todas las mujeres ocupadas en el mercado de trabajo realizan también tareas de trabajo no remunerado. En cambio, en los varones la tasa de empleo en el mercado de trabajo remunerado es más del doble de su tasa de doble jornada, lo que conduce a decir que menos de la mitad de los hombres ocupados realiza, además, tareas de trabajo no remunerado».

También, «el análisis de la tasa de actividad integrada permite afirmar que, si se consideran dentro de la actividad tanto las tareas de trabajo no remunerado como la ocupación o búsqueda de un empleo en el mercado laboral, entonces la brecha de género se estrecha drásticamente e invierte su signo: las mujeres tienen mayores tasas de actividad que los varones. Se destaca también que estas brechas de género son más agudas en el Conurbano que en el conjunto del país”.

El relevamiento, que fue coordinado por Salvia, tiene como autoras a María Rosa Cicciari, Cecilia Tinoboras y Camila Weinmann, y señala que “en primer lugar, se destaca la mayor carga de tareas domésticas intensivas entre las mujeres en relación a sus pares varones residentes en el mismo aglomerado. Lo mismo ocurre con las tareas de cuidado, mientras que se vuelven más estrechas si se consideran las tareas ocasionales dentro del hogar (tales como realizar las compras dentro del hogar)”.

Agrega que “de hecho, si dentro de esas tareas se considera de manera desagregada la realización de compras y de tareas de arreglos, en esta última, los varones pasan a mostrar mayor participación que las mujeres”.

Nuevamente, las diferencias entre las clases sociales y la edad también inciden: “en segundo lugar, las mujeres de 18 años y más del Conurbano Bonaerense enfrentan también mayor carga en tareas domésticas intensivas y en tareas de cuidado que el conjunto de mujeres a nivel de todo el país”.

Agustín Salvia, en dialogo con Perfil, matizó algunas cuestiones sobre el trabajo no remunerado. “No es que a una mujer el cuidar a su bebé y amamantarlo en el espacio privado le produzca sufrimiento. Esto es productor de una gran satisfacción. Pero cuando no es obligatorio hacerlo. Y si a eso se suman todas las tareas domésticas familiares, se constituye como una situación de mucho estrés y presión”. “Esto nos habla –dice– de la necesidad de un cambio sobre ciertos mandatos, especialmente en las clases populares, porque las clases medias y altas van avanzando más en este sentido que las clases populares”.

Las clases medias y altas van avanzando en tareas no remunerativas como parte de las tareas del varón, como su responsabilidad o del compartirlas como partes de la necesidad del conjunto familiar de hacer justicia con aquellas tareas que el mercado no valora, pero son necesarias. Esto es algo que no avanza en los sectores populares.

Por otra parte, Salvia señaló que “hay un proceso de cambio que no puede omitirse. Especialmente en las jóvenes, de participar en el mercado laboral y en mundo social e institucional. El tema es que ve cortado en sus opciones. Generalmente es el varón es el que tiene la responsabilidad de buscar un trabajo, generar una changa. Aquí también aparece una distinción relevante desde el punto de vista sociológico: que son las mujeres las encargadas de obtener las Asignaciones Universales, las Pensiones No Contributivas. También la gestión con lo público es habitualmente una tarea femenina, mientras que conseguir ingresos suplementarios suele estar en manos de los hombres, así como el trabajo y el empleo en el campo privado es una tarea exclusivamente masculina. Esto más que producir equidades o actuar para converger, en un camino de igualdad de derechos y obligaciones, produce una forma particular de división del trabajo en los contextos de crisis. Y esta situación produce efectivamente nuevos conflictos privados en el mundo de la vida cotidiana”.