Esteban Buitagro, un joven de 36 años que realiza entregas para una aplicación, uno de los trabajos esenciales que continuó durante el aislamiento por el coronavirus que llevó a millones de personas a quedarse en sus casas, dijo que durante estos meses anduvo con «mucha precaución» y destacó que «hubo un aumento de las propinas».

Esteban vive solo en Lomas del Mirador, en el partido bonaerense de La Matanza, y trabaja con su moto en la empresa Pedidos Ya desde el año pasado.

«La moto la compré en 2018 y hacía mensajería por mi cuenta, me estaba por ir de viaje pero me accidenté. El año pasado estaba buscando trabajo y un amigo me comentó para inscribirme, reacondicioné la moto y empecé», contó.

Sobre la modalidad de delivery, dijo que «tenés que resignar muchas horas arriba de la moto para hacer un sueldo razonable y los fines de semana no podes faltar, se te limita la vida social».

«Es un poco como una meritocracia, vas a ganar si trabajás mucho y por eso hay chicos que están 16 horas trabajando», explicó con tono crítico Esteban, que optó por hacer dos turnos por día de 4 horas, de 12 a 16 y 20 a 24.

Con el comienzo de la cuarentena a fines de marzo, la tarea de los «riders» de las aplicaciones se multiplicó, pero eso los obligó a tener que estar aislados de sus familias por el contacto diario que tienen con otras personas.

«Cuando comenzó la cuarentena en marzo la demanda se disparó 3 o 4 veces de lo normal. Esa fue la parte positiva, hubo mucho trabajo», reconoció Esteban y agregó que «con la pandemia la gente dio más propinas y eso es muy solidario en este momento».

«Nunca tuve miedo al coronavirus, pero sí mucha precaución: el alcohol en gel en el bolso, lavar la ropa cuando llego y el uso del barbijo que ya es parte de la vida de todos. Traté de tomarlo lo más natural posible, pero la verdad que nunca imaginé que íbamos a estar más de 100 días encerrados», aseguró.

Esteban contó que no ve a su familia. «Hago llamados con mis viejos, que no son muy grandes pero que tienen antecedentes de riesgo. Lo mismo con mi hermana y mis sobrinos que viven cerca de mi casa. Al tener permiso puedo trasladarme a donde quiero, pero prefiero el cuidado».

Repartir consciencia

La pandemia también provocó un aumento de los reclamos de los trabajadores de las aplicaciones y el pasado miércoles los repartidores de Argentina y otros siete países de Latinoamérica realizaron un paro para reclamar mejor condiciones laborales.

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«En la cuestión sanitaria, la empresa no nos proveyó de insumos suficientes de protección ni de alcohol en gel. El software colapsó con la demanda, lo que generó aglomeraciones de compañeros en los comercios, que ponían en riesgo su salud», explicó Esteban, que integra el sindicato de la Asociación de Personal de Plataformas (APP).

El Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo de la Universidad de San Martín (UNSAM), que asesora a ese gremio, informó que durante la pandemia murieron en accidentes seis repartidores.

«Las muertes fueron por la falta de protocolo de seguridad», dijo Buitagro y agregó que el paro «lo hicimos por todo lo que venimos viviendo en estos más de 100 días, ya que las constantes irregularidades de la empresa se acentuaron en la pandemia».

El joven también se mostró preocupado por la situación económica que dejó la enfermedad y por el aumento de los contagios en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

«Si bien la empresa tomó gente en plena cuarentena, creció mucho el desempleo y se nota. Desde hace unos meses, voy por la calle y se me acerca gente para preguntarme cómo anotarse para empezar a trabajar», se lamentó.

«Yo estuve siempre en la calle, por eso vi como al principio no había mucha gente pero después vi muchas irregularidades, que la gente salía igual y eso pone en riesgo a los demás», destacó.