La Red de Trabajadores Precarizados, repartidores de aplicaciones móviles y sectores sindicales se manifestaron este miércoles por tercera vez desde el inicio de la pandemia para exigir mejores condiciones laborales y asistencia estatal para quienes han sufrido disminución de sus ingresos.

La movilización tuvo lugar en el marco de una jornada internacional de lucha que impulsaron trabajadores de Brasil. Le medida fue encabezada por personas que trabajan para empresas multinacionales de aplicaciones móviles como Glovo, Rappi y Pedidos Ya, junto con otras agrupaciones de trabajadores monotributistas y en relación de dependencia.

«No tenemos ningún tipo de herramienta que nos den las empresas para no contagiarnos. No nos dan alcohol en gel, barbijo, ni nada. Por eso, celebramos mucho la iniciativa de los trabajadores de Brasil, que en Latinoamérica es uno de los países que más contagios tiene porque es brutal a lo que estamos expuestos», indicó Cuyen, trabajadora de Rappi, en dialogo con Conclusión.

Catriel, delegado de Pedidos Ya, también destacó ante Conclusión la solidaridad internacional en la protesta y marcó que «a partir de asambleas nacionales de repartidores, se decidió adherir al paro que están llevando adelante compañeros de Brasil que, además de estar padeciendo la pandemia, están soportando el gobierno nefasto de (Jair) Bolsonaro.

«Estamos pidiendo mejores condiciones laborales porque estas empresas no hacen otra cosa que evadir impuestos y facturar. A toda esa plata no la están invirtiendo ni en los trabajadores ni en el país. Lo único que hacen es avasallar nuestros derechos. No nos quieren reconocer como trabajadores, venden a través de la publicidad que somos colaboradores», puntualizó.

En Rosario funcionan varias APPs de cadetería. Trabajadores de Rappi, Glovo y Pedidos Ya recorren a diario las calles de la ciudad precarizados por las multinacionales que han incrementado sus ganancias durante la pandemia. Ante este escenario, la sindicalización y la unidad al momento de efectuar los reclamos aparecen como herramientas claves.

«Solamente Pedidos Ya tiene 55 compañeros y compañeras en relación de dependencia. Es decir, tienen trabajo amparados en derechos laborales. Después, hay 900 monotributistas en la misma empresa que están totalmente desamparados», detalló Catriel.

Igualmente, aclaró: «Todos estamos desamparados en el sentido de que no tenemos techo, ni baño, ni agua potable, que es lo que estamos pidiendo. Además, Rappi y Glovo no tienen a nadie en relación de dependencia».

La presencia del Estado ante estas empresas para exigir respuestas fue uno de los reclamos más reiterados en las tres movilizaciones realizadas hasta ahora. «Tienen que pedirle a estas multievasoras que empiecen a invertir en la ciudad. Están dañando a la sociedad en su conjunto, porque dañan al sistema previsional y no hay aportes», enfatizó el delegado de Pedidos Ya.

Carpa

En la misma sintonía, Catriel recordó que en la plaza San Martín sigue instalada la carpa que les brinda asistencia y expone sus reclamos. La misma quiso ser desalojada por las autoridades, pero gracias al apoyo gremial y social aún sigue en pie. 

«Estamos dentro de un gremio bastante fuerte que se quiere hacer presente en esta lucha. Estamos en contra de la precarización laboral hace más de un mes en una carpa político-gremial ubicada en Moreno y Córdoba. Es una base para contar con un techo, agua potable y un baño», resaltó.

Destino: Gobernación

La movilización finalizó frente a la sede de Gobernación. El conjunto de sectores que marcharon por la ciudad realizaron una asamblea para definir los próximos pasos a seguir ante la falta de regulación estatal.

«Hasta ahora nadie nos ha dado respuestas y esta es la tercera movilización que hacemos. Si tocan a uno, nos tocan a todos. Si somos más, tenemos mucha más fuerza», señaló Cuyen, de Rappi.

Y agregó: «También denunciamos que no tenemos ART. Desde que comenzó la cuarentena hay seis repartidores muertos, pero no por coronavirus, por la precariedad del trabajo. Son accidentes laborales en los que las empresas miran directamente para el otro lado. Preguntan cómo están los pedidos, no cómo están los trabajadores. Si nuestro trabajo es esencial, nuestra vida también debe serlo».