Para decepción de los más de 30 dirigentes de la CGT, ATE y la CTA Autónoma que habían viajado a Roma para saludarlo, el Papa Francisco finalmente se ausentó hoy del cierre del encuentro sindical internacional que organizó el Vaticano y difundió una carta en la que pidió al gremialismo alejarse del «cáncer social de la corrupción» y encarar la «cuarta revolución industrial» que se está gestando.

Pese a la fuerte expectativa que había en las comitivas argentinas que desembarcaron en la capital italiana para intercambiar palabras y un saludo con el Sumo Pontífice en medio de la polémica por la reforma laboral, sorpresivamente Jorge Bergoglio no participó y adujo que tenía «trabajo atrasado» relacionado a sus próximos viajes a Myanmar y Bangladesh.

El cardenal ghanés Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, anunció el faltazo del Santo Padre: «Hasta hace una hora estaba confirmado que venía, pero me hizo llegar hace minutos una nota en la que se disculpa con todos ustedes, pero por su viaje a Myanmar y Bangladesh tiene trabajo atrasado y no puede venir», dijo el purpurado, quien luego comenzó a leer la carta que Francisco escribió para los asistentes.

La ausencia del Papa produjo una decepción indisimulable en los gremialistas argentinos, que integraron las comitivas más numerosas comparadas a las de los demás países, y así lo reflejó el secretario general de la CTA Autónoma, Pablo Micheli: «Tremenda desilusión en el encuentro sindical al recibir la noticia que Francisco no vendrá a saludar. Hicimos un gran sacrificio para estar acá en un momento difícil de la Argentina», escribió en Twitter.

Por la CGT habían viajado los triunviros Héctor Daer y Juan Carlos Schmid, además de Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez, Julio Piumato, Omar Maturano, Omar Viviani y Juan Pablo Brey, mientras que también estuvo el secretario general de ATE, Hugo «Cachorro» Godoy.

En la misiva, pidió a los sindicatos de todo el mundo combatir la mentalidad de la «ganancia inmediata» y encarar la «cuarta revolución industrial», marcada por la tecnología, la robótica y la inteligencia artificial.

A su vez, invitó a los gremialistas a mantenerse alejados del «cáncer social de la corrupción» de los que se ponen de acuerdo con los patrones y «no se interesan en los trabajadores, dejando a miles de compañeros sin trabajo».

«No dejen que los intereses espurios arruinen su misión, tan necesaria en los tiempos en que vivimos. El mundo y la creación entera aguardan con esperanza a ser liberados de la corrupción.

Sean factores de solidaridad y esperanza para todos. ¡No se dejen corromper!», reclamó.

Y así como instó a los movimientos populares durante su viaje a Bolivia a defender las tres «T» de tierra, techo y trabajo, exhortó a los sindicalistas a que estudien la «triple conexión» entre otras tres «T»: «trabajo, tiempo y tecnología».

«Necesitamos de un diálogo sincero y profundo para redefinir la idea del trabajo y el rumbo del desarrollo», afirmó además en la carta el Sumo Pontífice.