Por Alberto Buela

Antes de hablar sobre la naturaleza y funciones del delegado sindical como dirigente moderno debemos dedicar unos párrafos previos a la naturaleza y funciones del sindicato para que se sepa qué es lo que el delegado está representando y defendiendo

La ciencia política tiene una rama que es la ingeniería política que estudia el lugar de las instituciones dentro de la sociedad y el Estado. El sindicato se ubica a nivel de la sociedad civil donde es uno de los tantos cuerpos intermedios u organizaciones libres del pueblo, como las denomina el peronismo, que la conforman. La función de los sindicatos es la defensa de los intereses de los trabajadores.

Se denomina cuerpo intermedio porque es una de las tantas agrupaciones que están ubicadas entre el individuo y el Estado. Si de denominan organizaciones libres del pueblo porque se quiere poner el acento en que son una creación libre del pueblo según sus necesidades y no una creación del Estado o de un gobierno en particular como ocurrió con el fascismo en el siglo XX.

El sentido primero de la noción de sindicato como “aquel que hace justicia con o junto con los otros: los compañeros de trabajo”, viene del mismo término que etimológicamente proviene del sufijo griego syn que significa con  y del sustantivo diké que equivale a justicia.

El sentido filosófico-político más profundo es que el sindicato se apoya en el principio de solidaridad. Principio por el cual los hombres de una rama, profesión o actividad se siente solidum, esto es soldados, unidos unos con otros y se asisten mutuamente.

Es sabido que el Estado es una idea moderna. Históricamente nace con factor neutro y laico para poner fin a las guerras de religión entre católicos y protestantes en Europa. Para ello se reservó dos monopolios: el de la fuerza y el de la creación de leyes.

Producida la Revolución Francesa se prohíben las organizaciones gremiales consideradas rémoras de la Edad Media e intromisiones inadecuadas entre el individuo y el Estado. Se piensa al hombre en sociedad como agregado de individuos sin organizaciones intermedias. Ello llevó a tal estado de explotación e injusticia flagrante, que surgieron a mediados del siglo XIX dos reacciones: un movimiento político con Marx y Engels y, una corriente de pensamiento con los pensadores sociales católicos (Vogelsang, La Tour du Pin, Albert de Mun, etc). El peronismo hunde sus raíces en estos últimos pensadores. Y esto es así, no solo por una cuestión de coincidencias confesionales sino porque además comparten la crítica y oposición al Estado liberal-burgués.

Nos explicamos. Mientras que para el marxismo el Estado liberal-burgués no debe desaparecer ni reformarse inmediatamente sino que tiene que llegar a su pleno desarrollo en el imperialismo como última fase del capitalismo, según Lenín, lo que permitirá después, la aparición de la sociedad comunista de los productores asociados que anulará definitivamente al Estado-nación. Para los viejos pensadores sociales y para el peronismo, el Estado liberal-burgués debe, tiene y puede reformarse. Y dicha reforma parte de la sociedad civil, más específicamente de la comunidad, con la restauración de las organizaciones intermedias reconociéndoles el poder de crearse libremente, esto es «desde abajo» y no desde el Estado, o sea «desde arriba», como equivocará el fascismo. Esta creación libre y desde abajo produce muchas veces problemas de encuadramiento sindicales propios de la libertad con que han sido creados los diferentes gremios. Ello no debe ser estimado como un defecto del modelo sindical argentino sino como un rasgo positivo de la vitalidad de una comunidad.

Los trabajadores para el peronismo no sólo tienen derecho a agruparse sino también poseen el derecho de reglamentar las agrupaciones que van a formar. El modelo sindical argentino se encuentra fundamentado en tres o cuatro proposiciones jurídicas inconmovibles: a) los sindicatos sólo pueden afiliar a trabajadores en relación de dependencia. b) Prima la personería gremial sobre cualquier otra instancia. c) su función no es sólo reivindicativa sino que se extiende a la protección de las condiciones de vida. d) Alienta la constitución de sindicatos por ramas o actividad con el fin que tengan mayor poder en la negociación colectiva ofreciendo una representación unificada. Para más datos jurídico-políticos (Cfr. Alvaro Abós: El modelo sindical argentino, 1989).

Básicamente, el modelo sindical argentino adopta la concertación obrero-patronal como modus operandi de donde surgen las convenciones colectivas de trabajo que son las que producen la autocomposición de las normas. Y esto sí que es importante y específico del modelo sindical argentino y suele pasársele por alto a los leguleyos. Es decir, el sindicato, de facto, produce leyes más allá de la capacidad del Estado para hacer lo mismo.

Si los comunitarismos actuales, sobre todo en el caso de los pensadores norteamericanos (Taylor, Sandel, MacIntayre) buscan reasignar poder a las comunidades descentralizadas frente al Estado centralista, el peronismo es un comunitarismo porque defiende la capacidad jurídico-política de los cuerpos intermedios u organizaciones libres del pueblo de darse leyes o normas.

Lo que cuestiona el sindicalismo peronista es el monismo jurídico del Estado nación liberal-burgués que sostenía por boca de sus máximos teóricos que «las leyes se obedecen no porque sean justas sino porque son leyes» (Montaigne, Benjamín Constant, etc).

Por el contrario, las leyes que merecen obediencia son sólo las leyes justas, es decir, aquellas que dan a cada una de las partes que componen el todo social lo que les corresponde.

La quiebra del monopolio jurídico del Estado en la producción de las leyes por parte de los sindicatos en el modelo argentino es lo que un filósofo como Georges Gurvitch en su libro Sociología de la Ley llama «el hecho normativo». Que es lo que produce la propia regulación jurídica de todo grupo en donde predomine la sociabilidad activa y realice un valor positivo.

Pero además de la autocomposición de las normas que surgen de las convenciones colectivas de trabajo, el modelo sindical argentino aporta «el sindicato como institución de la sociedad civil» al esfuerzo del hombre como ser en acción, según lo hace notar el eximo filósofo Arnold Gehlen en su Antropología Filosófica, para la adaptación o superación del medio circundante. Así, hoteles sindicales, escuelas, universidades, sanatorios, colonias de vacaciones son las que, en palabras de Gehlen, constituyen el aspecto propiamente humano del hombre. Porque el hombre, el trabajador es recibido y tratado en el modelo sindical argentino en su conjunto y como una totalidad.

Si, como es sabido, las acciones político sociales de los hombres tienen alguna vigencia histórica, es sólo cuando logran plasmarse en  instituta, «instituciones». Es por ello que ni Franco, ni Stroessner ni Oliveira Salazar, luego de cuarenta años de regir políticamente sus países, tienen hoy actualidad. Sin embargo, limitándonos sólo a nuestra historia política patria ha habido dos ejemplos, en contrario, insoslayables: Sarmiento que tiene aun vigencia porque dejó la «institución» de la escuela pública y Perón porque dejó el modelo de sindicato argentino, también como «institución».

Así pues, el modelo sindical argentino es una institución de la sociedad civil, creada libremente por nuestra comunidad que produce para sí y para ésta normas de validez general.

¿Qué es un delegado sindical?

Es el representante del sindicato en el lugar de trabajo y el representante de los compañeros ante la patronal y la comisión directiva del sindicato. Es que el sindicato es una asociación de interés que nace y fue creada para defender los intereses de los trabajadores que pertenecen a su grupo, rama o profesión.

Funciones del delegado sindical

Cumple las funciones de nexo entre los compañeros de trabajo y la patronal en el reclamo de sus derechos y necesidades.

Dentro de la organización sindical es el último eslabón pero el mismo tiempo es el corazón o meollo del sindicato, pues sin delegados no hay sindicato posible.

Deberes con los compañeros y obligaciones con el sindicato

Debe velar por el bienestar de los compañeros tratándolos con respeto y sin tomar confianza excesiva. Antiguamente se aconsejaba evitar el tuteo pero ahora eso ya no es posible porque todo el mundo se tutea.

Siempre debe actuar dentro del marco del lugar de trabajo y si se necesita un lugar neutral para eso están las instalaciones del sindicato o la delegación del mismo.

Las obligaciones con el sindicato o la comisión directiva es el trabajar en forma conjunta. Mantener informada a la organización de todo lo que se realiza, evitando tomar medidas en forma inconsulta.

¿Qué debe conocer y estudiar?

Los principales artículos de la Convención Colectiva  Nº 335/75 y la ley de Contrato de trabajo Nº 20.744.

Tener un conocimiento mínimo sobre los asuntos provisionales: jubilaciones, retiro, invalidez, fallecimiento, reconocimiento de servicios, recreación.

Debe poseer nociones de historia del movimiento obrero y de su sindicato en particular, así como la organización del mismo.

Desde el punto de vista ideológico debe conocer los diferentes modelos sindicales que están en uso actualmente.

Atributos del delegado gremial

El primero es el poder de persuasión o de convencimiento, el saber negociar, y luego todas las virtudes que hacen al buen hombre. Trabajador, honesto, prudente, entusiasta,

Principios que deben guiar su acción

Un sindicalista, y el delegado lo es aunque en grado menor, debe desarrollar dos virtudes o capacidades: la ocasión o kairós y el cuidado o epimeléia. La ocasión o kairós es saber el tiempo oportuno en el que actuar. Hay que saber esperar o buscar la ocasión para el reclamo.Pero la ocasión pasa rápido pues tiene alas en sus pies.

Los romanos representaban a la ocasión u oportunidad viniendo en un carro alado con un cuchillo filoso en la mano derecha.Calva y solo con un largo mechón de pelo en su cabeza. De ahí viene el dicho “a la ocasión la pintan calva”. Quiere decir que la ocasión solo puede ser tomada desde atrás y justo cuando pasa, porque si se lo hace de frente nos corta el brazo y si no lo hacemos rápido se nos pasa. El dirigente moderno no tiene que ser ni adelantado ni retardatario.

El cuidado o epimeléia es cuidar el lugar de trabajo y visitarlo de manera frecuente en caso de gozar de un permiso gremial. No se puede desatender el lugar de donde uno procede ya sea fábrica, empresa, oficina o taller. Pues la fuente fáctica, de hecho, del origen de su representatividad es el puesto de trabajo.

Como el delegado en la mayoría de los casos tiene que hacer las veces de juez en asuntos menores y cotidianos la norma principal que debe guiar su acción es la siguiente:

En El Quijote de la Mancha, la más célebre novela de lengua castellana escrita por Cervantes, se cuenta que Sancho Panza al ser nombrado gobernador de la ínsula de Barataria, le ocurrió el siguiente suceso: la ínsula tenía un arroyo que la separaba de los campos aledaños y sobre ese arroyo había un solo puente que en un extremo tenia una casita con dos hombres y una horca, cuando alguien quería pasar al otro lado tenía que decir la verdad de adónde iba y qué iba a hacer, de lo contrario lo colgaban. Un día llegó un hombre y dijo: vengo a que me cuelguen en esa horca.

Los dos hombres que hacían las veces de jueces quedaron confundidos pues, si lo ahorcaban decía la verdad y entonces no podían ahorcarlo y si lo dejaban pasar metía y entonces tenían que colgarlo. Ante tal paradoja de no saber que hacer si colgarlo o no, llamaron a Sancho que era el gobernador. Éste, recordó entonces el consejo que le diera Don Quijote: ante los casos dudosos en hacer justicia, lo primero es demorarse un tiempo en tomar la decisión, pero si así tampoco se la encuentra, entonces aplicar siempre la misericordia. Que siempre es mejor y más alabado hacer el bien que el mal.

Como Uds. verán esto no es solo un principio para los delegados y sindicalistas sino un principio del arte del buen vivir.

Es que la misericordia es a la vida cotidiana lo que la equidad es a la aplicación de justicia. Por ambas uno otorga a dañado un poco más de lo que le corresponde. Porque tiene en cuenta el caso particular, único e irrepetible.

El dirigente moderno

Tiene que poseer una capacidad de adaptación y de reacción ante las múltiples y variadas circunstancias que se le presentan día a día y hora a hora que no era exigible en el tiempo anterior al Internet y las redes sociales.

Tiene que pensar y sopesar mucho antes de tomar una decisión, pero tiene que reacionar rápido el cúmulo de datos y de información que recibe no le oculten el verdadero problema. Ven como acá acaba de aparecer una nueva paradoja. Tomarse tiempo para pensar pero al mismo tiempo actuar rápido.

Tratemos de resolverla: pensar mucho no significa que nos pasemos días pensando sino que es pensar bien, y para pensar bien debemos ir del efecto, que queremos remediar, a la causa que lo provoca.

No se tiene que dejar llevar por las circunstancias, ni por su temperamento, ni por sus prejuicios, ni por sus sentimientos. Tiene que ser frío, distante pero al mismo tiempo consultar y reflexivo en sus decisiones.

Tiene que tener en claro que la realidad es la única verdad, como dijera Perón, pero que esta realidad no es solo lo que es, según entienden los conservadores o liberales, ni solo lo que puede ser, según lo hacen los socialistas y progresistas, sino que la realidad es lo que es, más lo que puede ser. Es esa mezcla de acto y potencia que la pone siempre en movimiento. Es por esto que no existe un manual de cómo actuar, sino que se aprende en la práctica regular y cotidiana. Dirigir es un arte de ejecución que se funda en la decisión.

Falsas noticias (fake news) y manipulación comunicacional

Hoy vivimos rodeados de noticias por todas partes y ni que decir sobre las noticias políticas y policiales que nos envían los medios tradicionales como la radio, el diario y la televisión. Hoy, sobre todo, los medios alternativos como, Whatsaap, el email, el twitter, Instagram, el facebook, etc.

El principal objetivo de la manupulación comunicacional de nuestras conciencias es lograr que tengamos un pensamiento único, de todos por igual y que sea, además,  políticamente correcto.

Repito, pensamiento único y políticamente correcto es el objetivo primordial de la manipulación comunicacional, pues con ello se logra una dirigencia obediente al proyecto mundial de globalización y dominio del mundo por unos pocos. Estos son, los que nunca aparecen y de aquellos que no se habla. En una palabra, el imperialismo internacional del dinero.

Lo que en términos sindicales se denomina “la patronal difusa”, aquella que es inasible, que no puede ser asida o hallada.

Diversas tácticas

El principal elemento del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público y los dirigentes de los problemas importantes y de los cambios decididos por la élites políticas, económicas y culturales, mediante la técnica de la inundación constante de informaciones insignificantes. Se evita así que tanto el público como los dirigentes sociales y sindicales se interesen por los conocimientos esenciales.

La segunda táctica es crear problemas y después ofrecer soluciones de antemano ya concebidas, y así, por ejemplo, dejar que se desarrollé la violencia urbana sin control para que el público termine pidiendo mano dura con mayores leyes de seguridad o policíacas. O dejar que la crisis económica se desmadre para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales o el desmantelamiento de los servicios públicos.

La tercera es la estrategia de la degradación donde paulatinamente se deja avanzar la precariedad, el desempleo, la flexibilización, la relocación, todos cambios que si hubieran sido aplicados bruscamente habrían provocado una revolución. Todo ello para hacer acepar una medida inaceptable por los dirigentes.

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es presentarla como dolorosa y necesaria, pero diferida para así obtener el acuerdo de los dirigentes  para una aplicación futura, porque siempre es más fácil aceptar un sacrificio futuro que uno presente. Además el hombre tiene la tendencia a pensar que todo irá mejor mañana y que el sacrificio solicitado podrá ser evitado. Por ejemplo, el euro fue aceptado en 1994, con la pérdida de soberanía monetaria que supuso, pero recién entró en vigor en 2001.

Otra táctica es dirigirse al gran público como a niños de corta edad, así la mayoría de los spots publicitarios utilizan discursos, argumentos y personajes de tono infantil. Cuanto más se intenta manipular al público y al dirigente, más se tiende a utilizar un todo infantil. Así se dirige el mensaje a una persona de 10 años en razón de la sugestibilidad y ella tendrá una reacción desprovista de sentido crítico  al igual de un niño de 10 años.

Finalmente tenemos la más difícil de detectar que es la promoción de la mediocridad, haciendo creer que el ser estúpido, vulgar e inculto es una genialidad. Por ej.: poner la música a todo volumen, tomar vino con coca cola, tatuarse hasta el traste, vestirse como un liyera, hablar groseramente y a los gritos, reírse alocadamente, etc.

Estas son algunas de las tácticas, hay otras, de manipulación comunicacional que el dirigente moderno tiene que tener presentes para que no le vendan gato por liebre.

El objetivo político último es reducir al dirigente moderno a la apatía, que se sintentiza en el dicho: “no hay nada que hacer”. En el bajar los brazos, en renunciar a la lucha.