por Aldo Battisacco

El paro de los trabajadores aceiteros comenzó con la extinción del plazo de la conciliación obligatoria el día lunes por el fracaso de las negociaciones y luego de una huelga que se había concretado por la negativa de parte de la patronal que resistió cualquier negociación que supere el 24%. Los trabajadores dicen que los puntos de venta están abastecidos y que si falta aceite es porque los supermercadistas especularan con los precios.

Para dilucidar como se produjeron los acontecimientos que llevaron a esta medida de fuerza, Conclusión dialogó con el secretario de prensa del sindicato aceitero, Walter Nardi, quien manifestó que «ante la negativa de las cámaras, de dar respuesta a las demandas en la mesa de negociación, se resolvió llevar adelante los reclamo utilizando una de las herramientas que tiene el movimiento obrero que es el paro, esta vez por tiempo indeterminado».

En el mismo sentido el trabajador, precisó que desde el «lunes pasado venimos haciendo efectiva esta decisión en todo el territorio nacional excepto la seccional San Lorenzo que no corresponden a la Federación de Obreros Aceiteros, los trabajadores que protagonizan esta jornada de protesta son 15 mil y pertenecen a Rosario, Córdoba, San Luis, Mendoza, Capital, Villegas, Bahía Blanca, Reconquista, Santiago del Estero, Catamarca y Entre Ríos».

Asimismo, detalló que las empresas alcanzadas comprenden «desde las aceiteras pequeñas, que estrusan o prensan el grano a plantas que muelen 20 mil toneladas diarias, como las plantas de Dreyfus o de Cargil que está en Villa Gobernador Gálvez o en puertos de ultramar, como Quequén, General Lagos y Ramallo, que en su mayoría exportan al exterior».

Los trabajadores aceiteros en su mayoría trabajan en plantas como Molinos, Nidera o Bunge, que elaboran el aceite de mesa que se vende en el mercado interno.

«Las plantas de girasol están todas paradas y casi todas ellas, abastecen al mercado local» informó Nardi. Y agregó que hubo intentos por llegar a un acuerdo, pero que en las últimas «reuniones con la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIAra) y la Cámara Argentina de Biocombustible (CARbio) que se realizaron el jueves y el viernes ofrecieron nuevamente una recomposición del 24%» y comentó disgustado que estos encuentros «se realizaron sin la participación del ministerio de Trabajo».

Consultado por Conclusión si el paro compromete el abastecimiento de aceite de mesa que necesita la población, el trabajador aceitero respondió que no «porque las grandes empresas tienen estockeado el aceite envasado» e indicó que en el caso de «la planta de Patito, de calle Uriburu y Francia, ya está elaborado el cupo para el mes de mayo que se realizó trabajando durante marzo y los primeros días de abril con horas extras».

Y aclaró que «con el cupo que la firma tiene con el Gobierno esta necesidad ya está cubierta, si faltó aceite en las góndolas no es porque no se elabora, todos los meses se produce la misma cantidad de litros» y abundó en detalles afirmando que «el girasol está subsidiado por el Gobierno, con algo más de dos pesos por litro que está envasado, de esta manera se justifica el precio de ese producto en góndola».

Conclusión consultó al secretario de prensa de los aceiteros por que la población en muchas oportunidades no encuentra determinadas marcas en las estanterías o como en algunos momentos están vacías, Nardi observó que este hecho no le parece «extraño, a pesar que se trabaja casi a destajo en la planta, sin embargo, en las góndolas de los supermercados no hubo aceite de girasol» y agregó: «Sabemos que jamás estuvieron desabastecidos, es una maniobra de las cadenas de supermercados que se estockean, y retiran el aceite para promover la suba del producto especulando con la necesidad de sus clientes».

Nardi relató que los trabajadores conocen «muy bien la planta en la que trabajan y que ven la cantidad de botellas envasadas, como también la asistencia a los centros de distribución que abastecen al país, desde Rosario todo el litoral y norte. Y desde el que está ubicado en Victoria se abastece todo Buenos Aires y el sur».

«Nosotros observamos que permanentemente se está reponiendo aceite a los centros de distribución, porque vemos salir los camiones y la actividad en nuestra planta no declina», relató.

Y prosiguió: «Jamás hemos tenido bajas productivas en la producción que pueda afectar el mercado interno, si se necesitaran moler 500 mil toneladas y Molinos no podría hacerlo, no es un impedimento para abastecer, porque el complemento lo procesaría Buyatti o Cañuelas o Nidera».

«Si esto ocurriera» expresa el trabajador, «estariamos frente a una de las tantas maniobras de los supermercadistas, que especulan con los precios, desabasteciendo para incrementar sus ganancias, esto ya lo vimos» disparó Nardi.

Nuevos criterios de negociación

Consultado por Conclusión si el conflicto está vinculado a la distribución del ingreso y de la riqueza, Walter Nardi dio a conocer cuáles son los criterios que utilizan para negociar la actualización de los salarios del sector. «Siempre se habla de lo que gana un trabajador y nunca se habla de la rentabilidad de las empresas», contó. Y agregó: «Nosotros proponemos que todos los números deben estar sobre la mesa, para saber si la empresas puede pagar el sueldo que reclamamos».

La modalidad que instrumentan los aceiteros para determinar cual es el sueldo mínimo vital y móvil de un trabajador con carga de familia para satisfacer sus necesidades vitales, es apelar al modelo de Encuesta Permanente de Hogares (EPH), realizado en su momento por el Indec. Y con posterioridad, cuando el Indec dejo de hacerlo este análisis lo aportaba la UBA. En 2012, el estudio lo confeccionó el Indec y dio como resultado que se necesitaban 8300 pesos para cubrir necesidades.

Así, la actualización que arrojó la EPH para 2015, fue de 14.931 pesos y por este motivo, dice Nardi, «no hablamos de porcentajes, reclamamos lo que es indispensable para que un trabajador viva dignamente, y no solo los aceiteros, sino, todos los trabajadores».

Y continuó: «Para quien es sorprendido permanentemente por lo que fluye en algunos medios de comunicación, piensa que los empresarios ganan menos, tal vez, pero una empresa como Cargil que en 2014 facturó 26 mil millones de pesos, o 20 mil millones como Drteyfuss, se niegan a dar una recomposición».

«Lo cierto es que esos niveles de facturación», acotó Nardi, «contienen en sí mismo costo y ganancias, y el costo laboral en términos contables se puede precisar que apenas llega al uno por ciento, que indicará que lo que reclamamos no amenaza en absoluto la continuidad de la empresa como tal y más increíble es que las explicaciones que nos dan están mas asociadas a cuestiones ideológicas y políticas que económicas. Pero también creemos que la aplicación de nuestro criterio complicaría la discusión de paritarias a nivel general».

El año pasado el gremio aceitero logró una de las paritarias más elevadas al conseguir una actualización del 38 por ciento, lo que permitió a los trabajadores del sector un salario promedio de 10 mil pesos.

En las paritarias de 2015 los aceiteros reclaman un 42,5 por ciento, un índice muy alejado de lo que reclaman otras organizaciones sindicales y de lo que ya negociaron recientemente los albañiles y empleados de comercio.

Nardi entiende que el terror que existe en las empresas que «no están vinculadas al rubro e incluso a nivel gubernamental es que el éxito que puedan obtener por este reclamo de actualización del 42,5% o incluso un 38% como la paritaria de 2014, marcaría una diferencia muy grande».

El secretario general del gremio aceiteros, Daniel Yofra, manifestó hace unos días que «¿acaso el dinero en el bolsillo de un empresario no genera inflacion?» razonamiento que atenta contra algunas lógicas ya instaladas que las recomposiciones salariales generan inflación.

Nardi afirma que en el fondo lo que está planteado «es quién y en qué cantidad, sobre todo en los sectores mas concentrados, se proponen restringir la demanda de los trabajadores de recomponer parte de lo que se ha perdido por la inflación pasada, y de la que se viene, es ir mucho mas allá».

«Esta es una forma de ubicarse en la dispurta del ingreso y de la riqueza para mejorar la calidad de vida de los trabajadores,  porque con estos indices con la actualización no alcanza».

Por este motivo, dijo el aceitero, «el conflicto de coyuntura preanuncia nuevas convocatorias a paros nacionales, es el condicionamiento que propone la asociación de la economía a la política, por eso esto responde a la necesidad de contemplar la necesidad del reclamo del impuesto a las ganancias».

La reflexión es obligada, algo pasa con las paritarias de otros gremios con los que se está negociando la recomposición salarial de los trabajadores, todo parece indicar que se trata más de un acuerdo político que económico actualizar salarios».