Según cuenta la historia nace en la región de Liguria, Italia, donde  en el 1300 se preparaba una tarta salada con motivo de la Pascua de Resurrección, de ahí el nombre de pascualina. En aquella zona montañosa abundaban las verduras, por consiguiente la alimentación de ese pueblo se basaba en ellas. Originariamente se hacía con alcachofas y luego se empleó la espinaca. Con respecto a la masa, ésta se hacía con harina, sal, aceite de oliva y agua. Amasando todos estos ingredientes se obtenía un bollo que a la vez se subdividía en otros más pequeños los cuales se estiraban muy finos, casi transparentes. Estos se iban superponiendo a la vez que se pintaban con aceite entre capa y capa, dejando un poco de aire entre cada una de ellas . De esta manera se obtenía una especie de masa hojaldrada que según la tradición, debían corresponder a los 33 años de Cristo. 33 hojas de masa.

Chile, Uruguay y Argentina, con su herencia italiana, adoptaron la receta enraizándola tanto en sus gastronomías que han llegado a considerarla propia.

Una mezcla exquisita de espinacas, queso ricotta y huevo, encerrada en una masa suave y muy sabrosa.

Ingredientes:

Masa:

  • 200 gr de harina.
  • Un huevo mediano.
  • 30 gr de mantequilla.
  • La cantidad necesaria de agua.

Relleno:

  • Medio kilo de espinacas frescas cocidas y bien escurridas.
  • Media cebolla muy picada.
  • 400 gr de queso ricottaº.
  • Un huevo.
  • Sal y aceite de oliva virgen extra.
  • Un huevo para pincelar.

 

Preparación:

Preparar la masa haciendo un hueco con la harina y una pizca de sal. Introducir en el hueco la mantequilla en pomada muy blanda. Comenzar a mezclar con una cuchara de madera.

Batir el huevo con un par de cucharadas de agua y mezclar con la harina.

Si fuese necesario añadir más agua, ha de quedar una masa manejable que no se pegue a las manos.

Dejar reposar, tapada en lugar seco, unos 30 minutos.

Preparar el relleno pochando en la sartén la cebolla bien picada con unas tres cucharadas de aceite a fuego bajo.

Añadir a la espinaca bien escurrida después de la cocción e incorporar el queso.

Dividir la masa en dos partes, una más grande que la otra (se utilizará la pequeña para la tapa de la tarta).

Estirar la base y colocar sobre un molde acomodándola bien para que adopte la forma. Rellenar con la mezcla de queso y espinaca, hacer un hueco en el centro del relleno, cascar un huevo en el hueco y cubrir con la tapa de la masa que se habrá estirado y colocado encima. Decorar al gusto con retales de masa en las formas deseadas, practicar pequeños cortes con un cuchillo sobre la tapa de masa para permitir que el vapor salga durante la cocción y pincelar con huevo batido.

Hornear, en horno precalentado a 190º, por espacio de unos 40-50 mn hasta que haya dorado.

Se puede comer templada o fría.