Por Leandro Ciliberto

Su cultivo se extendió por todo el Mediterráneo y fue uno de los alimentos básicos de las plebes de las antiguas Grecia y Roma. El nombre en español (y en otros idiomas europeos) de esta legumbre viene del latín lens y éste del apellido de una de las más importantes familias de la vieja Roma, los Léntuli. Las lentejas fueron siempre consideradas las legumbres de mayor importancia y valor tanto en Europa y norte de África como desde el Oriente hasta la India. Su reinado en las mesas populares europeas sólo se vio amenazado a partir de los viajes de Colón y de la consiguiente introducción en el Viejo Mundo de un producto americano, los porotos.

Pero, a su vez, las lentejas, fueron traídas a América a partir del siglo XVI por los españoles, quienes las habían conocido siglos antes gracias a los cartagineses. En las fondas, posadas y ventas de toda España eran de rigor los guisos de lentejas, un plato preferido por los émulos de Sancho Panza, un amante de la buena mesa tradicional.

Las lentejas resultaron uno de los importantes aportes que conquistadores y colonos españoles hicieron a las mesas de nuestro continente y, por ende, de la antigua Banda Oriental.

Y seguramente no faltaban, ya acriolladas, en las mesas de los bodegones de fines del siglo XIX. De guiso pasó a ser cazuela, con lo que se puede decir que ascendió en la escala social, para transformarse en un plato casi inevitable en invierno incluso para los más pudientes, sin perder la identidad ni su inconfundible sabor.

La tradicional cazuela criolla de lentejas, con carne de vaca (y/o cerdo), embutidos, papas y una base de vegetales y condimentos a gusto del consumidor, es un plato rico, nada complicado y al alcance incluso de bolsillos poco provistos. ¡Qué más se le puede pedir!

Para realizar esta maravillosa receta necesitamos:

. Lentejas 500 gr.

. Falda en cubos chiquitos, 500 gr.

. Panceta ahumada en tiritas 200 gr.

. Cebolla 1 cortada en cubitos.

Morrón rojo mediano 1cortado en cubitos.

Papas 2 cortada en cubos.

. 1/2 calabaza pequeña cortada en cubos.

. Zanahoria 1 cortada en cubitos.

. Cebolla de verdeo 1 picada.

. Ajo picado 1 dientes.

. Chorizo colorado grande 1 (cortado en rodaja).

. Caldo de verdura 1 ½ litro aprox.

. Puré de tomate 1 taza, opcional.

. Aceite de girasol c/n.

. Arvejas congeladas 100 granos (opcional).

. Laurel 2 hojitas.

. Sal, orégano, pimienta negra y pimentón a gusto.

Procedimiento:

Lo primero que hacemos es remojar las lentejas en agua fría por lo menos 3 horas. Pasado ese tiempo las vamos a cocinar en abundante agua por unos 40 a 45 minutos aproximado, escurrir y reservar.

Por otro lado, en una olla calentar el aceite, incorporar la carne cortada en cubos y la panceta ahumada, dejamos cocinar por 5 minutos, agregar la cebolla, el morrón, la zanahoria, la cebolla de verdeo, el ajo picado y el laurel. Rehogar hasta que tenga un lindo color dorado, ahí le incorporamos el chorizo colorado cortado en rodajas.

Condimentar a gusto con sal, pimienta y el resto de los condimentos.

Agregar el puré de tomate, tapar y cocinar por 30 minutos a fuego bajo, o hasta que la carne esté tierna.

Agregar las lentejas y continuar cocinando a hervor suave, durante 15 minutos.

Incorporar el caldo y cocinar hasta que estén listas, unos 30 minutos más aproximadamente; a los 15 minutos agregar las papas cortadas en cubos y la calabaza. Cocinamos hasta que las papas y la calabaza estén listas, rectificamos los condimentos, y colocamos las arvejas para que se calienten y servir decorando con perejil picado, que lo disfruten.

 

Nota: La opción de carne es a su agrado, si lo quieren hacer vegetariano, retirar la panceta, el chorizo y la carne y cambiarlo por más vegetales, rodajas de choclo, y la opción de soja texturizada.