Bautizada así por la piedra preciosa, es una de las 22 ballenas franca austral equipadas con transmisores satelitales de última generación en septiembre pasado, durante la última edición del proyecto satelital de Siguiendo Ballenas.
Hasta el momento no hay una confirmación oficial de las causas de las muertes porque no se completaron los estudios de laboratorio de las muestras que se tomaron de los cadáveres.
Investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas describieron por primera vez el efecto del cambio climático sobre las posibilidades de subsistencia de esta especie.
En un relevamiento aéreo que realizó el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), pudieron constatar la cantidad de cetáceos en la zona donde todos los años arriban para cumplir con su ciclo reproductivo.
