A pesar de que el gobierno había decretado el toque de queda después de los inconvenientes surgidos por los disparos de la policía a un hombre negro por la espalda este domingo, los manifestantes ganaron la calle. Desde las fuerzas de seguridad respondieron con balas de goma y gases lacrimógenos.
Los manifestantes arrojaron bombas molotov y piedras a los agentes del orden y a un edificio oficial. Después de los disturbios la policía separó a los involucrados, prometió que se informará de la situación en 30 días y dispuso un toque de queda.
Nueve civiles y dos policías resultaron heridos y 44 manifestantes fueron detenidos durante las protestas, que fueron aún más violentas que las de la noche anterior, señaló esta mañana el jefe de policía, Kerr Putney.
