Alrededor de 500 policías y militares reprimieron a trabajadores portuarios que se sumaron a la desobediencia civil. La del sábado es la jornada más sangrienta desde que comenzaron las protestas que exigen el restablecimiento del Gobierno de Aung San Suu Kyi en la antigua Birmania.
El grupo que se presenta como los "Hackers de Birmania" declaró que luchan "por la justicia en Myanmar". Médicos, profesores, controladores aéreos y trabajadores ferroviarios, entre otros, están en huelga contra el golpe a la vez que automovilistas bloquean el paso en un puente.
Miles de manifestantes se concentraron en el centro de Yangón, la capital económica de Myanmar, en respuesta al llamado de protestar masivamente y exigir a la junta militar la liberación de la líder Aung San Suu Kyi y que devuelva el poder a los civiles.
La dirigente de 75 años había sido detenida junto a otros políticos del país, incluido el presidente Min Wyint, e imputada por presunta violación de la Ley de Exportaciones e Importaciones por unos walkie talkies encontrados en su vivienda.
Pese a que la junta militar aumenta las amenazas, la represión y los arrestos de los opositores. cientos de miles de birmanos exigieron la liberación de los detenidos, el fin de la dictadura y la abolición de la Constitución de 2008, muy favorable al ejército. Aún así,
La ola de arrestos lanzada por el gobierno de facto tiene por objetivo sofocar la ola de protestas que transita por el sexto día. Desde que se produjo el golpe, unas 220 personas fueron arrestadas, incluidas las 20 que después fueron liberadas.
En la capital Naipyidó, las fuerzas del orden dispararon "al aire como advertencia y luego usaron balas de goma contra los manifestantes", informaron testigos que aseguraron que vieron varios heridos, aunque por ahora no se pudo verificar su número ni la gravedad de su estado.
Es la mayor protesta en ese país asiático desde la llamada Revolución del Azafrán de 2007, mientras el acceso a internet fue parcialmente restablecido tras varios días de bloqueo.
El organismo no se había pronunciado hasta ahora, aparentemente por las suspicacias de China, país con representación permanente y derecho de veto, a condenar el golpe perpetrado por las Fuerzas Armadas.
El actual jefe del Ejército, Min Aung Hlaing, tiene una causa en la Justicia argentina por genocidio y se autoproclamó líder por un año hasta que se celebren elecciones "libres y justas". "Todo el mundo sabe que los soldados están armados y pueden disparar", dijo Maung Mu, un vendedor de periódicos en Rangún, la ciudad más grande del país.
El golpe de Estado de la ex Birmania fue justificado por las autoridades castrenses debido a las "enormes irregularidades" producidas en el colegio electoral. Prometieron celebrar elecciones "libres y justas" después de la finalización del estado de emergencia. Restringieron internet y las comunicaciones por celular en todo el país.
Una nada despreciable opinión vertida desde el portal Striptease del poder respecto al origen de la tensión cambiaria, que escaló al máximo en las últimas semanas pero cuya génesis puede rastrearse varios meses atrás.