Lamentablemente llegó ese día, en el que una inescrupulosa Fundación con la complicidad de una justicia clasista, les pondrían fin a 102 años de historia familiar. La “Chacra de lucha y libertad”, como la habían bautizado Sandra y Oscar, cayó en manos del oscuro y oprobioso negocio.
Se trata de la familia Marinucci-Gobbo que viene resistiendo los embates ilegales de la Fundación Honorio Bigand que ya se quedó con 50 hectáreas productivas. “Nos asfixiaron económicamente, ahora pretenden quedarse con nuestra única vivienda”, sostuvo Sandra Gobbo.
En una nueva demostración de poder, la Fundación Honorio Bigand sigue avanzando desprejuiciadamente sobre un terruño que no sale de su asombro. “Nos defendemos, o nos entregamos”, sostuvo el presidente comunal Alejandro Ruggeri.
