La cifra corresponde a 2022, y supone un aumento desde la pandemia de Covid-19. Esto «pone en peligro el objetivo de acabar con el hambre en 2030», advirtieron. En Sudamérica hubo un descenso alentador.
Según Unicef, cada vez hay más padres que no tienen los medios para proporcionar cuidados médicos y alimentación apropiados a sus hijos, y no pueden llevarlos a centros de salud. La cifra aumentó un 30% respecto de 2022.
Además, unas 3000 millones de personas no pueden pagar dietas de comida saludable, lo que eleva directamente la posibilidad de desarrollar enfermedades crónicas.
El coordinador nacional del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, denunció que la comida que reciben atenta contra la salud de los niños de las barriadas de todo el país. Además, dijo que las condiciones de pobreza y falta de trabajo se pueden encontrar en las políticas del Banco Central.
El miércoles, un bebé de un año y tres meses, que era hermano menor de esta niña, murió en su domicilio por deshidratación y diarrea.
