El pacto finalmente será menos ambicioso de lo que la UE aspiraba, pero permitirá una relación comercial sin cuotas ni tarifas a condición de que Londres asuma reglas igualitarias en materia de competencia y otras salvaguardas.
Si bien en términos macroeconómicos, para el Reino Unido la relevancia de la pesca es ínfima, ya que representa el 0,12% de su Producto Bruto Interno, la importancia política es enorme ya que las comunidades que se benefician de esta industria están concentradas geográficamente en las zonas costeras y pueden modificar el peso electoral en grandes ciudades y áreas.
La Oficina Nacional de Auditoría británica consideró que los comerciantes no están listos para los controles en las fronteras y que queda poco tiempo para que los puertos prueben los nuevos sistemas informáticos.
La iniciativa, impulsada por el Gobierno del primer ministro Boris Johnson y que ya obtuvo el visto bueno de la Cámara de los Comunes, desecharía los pactos comerciales sobre la frontera entre las dos Irlandas firmados con Bruselas a principios de este año durante las negociaciones de la salida del bloque.
La apretada agenda de la reunión de dos días en Bruselas incluye temas tales como la acción contra la pandemia del nuevo coronavirus o el presupuesto general del bloque, pero la cuestión de las negociaciones con Londres ocupan un lugar central y casi excluyente.
La disputa complica enormemente las posibilidades de que el Reino Unido y la UE alcancen un acuerdo de libre comercio antes del plazo de fin de año que se dieron cuando el país abandonó el bloque, el 31 de enero pasado.
Un grupo de diputados del Partido Conservador le señalaron al primer ministro británico sus controversias en lo que hace a los pactos comerciales entre las dos Irlanda. El legislador Lord Howard de Lympne indicó que ello daña la "reputación de probidad" británica y al "estado de derecho".
En un comunicado, el vicepresidente de la Comisión, Maros Sefcovic, apuntó que esa iniciativa "dañó seriamente la confianza" entre las partes y que "ahora le cabe al Gobierno británico restablecerla".
La normativa fue dada a conocer en un momento clave ya que esta semana tiene lugar en Londres la octava ronda de negociaciones entre británicos y europeos en busca del tratado de libre comercio que debe regir su futura relación económica a partir del 1° de enero, cuando la isla deje definitivamente el bloque.
El primer ministro inglés, Boris Johnson, fijó como fecha límite el 15 de octubre para consensuar con la Unión Europea. También reiteró su llamado a la UE para que ofrezca al Reino Unido un acuerdo comercial similar al que tiene con Canadá, algo que el bloque europeo desestima por completo.
Según los registros, los números no mienten ya que según los guarismos oficiales, desde abril a junio la economía británica cayó más de un 20 % mientras que todos los sectores que incluyen la industria, la construcción y los servicios, se desbarrancaron hasta un 35 %.
Bruselas y Londres llevan meses negociando los términos del Brexit con resultados poco favorables. La canciller alemana, Angela Merkel, expresó este sábado dudas acerca de si el Reino Unido tiene interés en alcanzar un acuerdo.