En el mundo post-globalización, tras la cual las sociedades occidentales (y otras también) han generado riqueza como nunca antes, se dio también otro fenómeno: el de la excesiva concentración. El ejemplo de Charles Feeney irrumpe entre las poses filantrópicas que usualmente adquieren los ricos, retratado por la BBC.
Solo la tecnología más avanzada le acaba de permitir a los científicos ver algo que siempre estuvo ahí: un espacio intersticial «no identificado» hasta ahora, lleno de cavidades de líquido, presente dentro y entre los tejidos de nuestro cuerpo. Un grupo de expertos lo califica como un nuevo órgano.
«Nadie creía que fuera posible tener menos de 300 asesinatos», dijo el alcalde Bill de Blasio este mes, mientras el comisionado de policía James O’Neill afirmaba a su lado: «Nueva York no es la pesadilla violenta que una vez leímos en la prensa, miramos en TV o vimos en películas».
