«Por fin he sabido que la palabra felicidad tiene nombre y apellido: Isabel Preysler», sostuvo anoche el escritor Mario Vargas Llosa durante el brindis de la cena celebrada en un hotel madrileño con la que festejó sus 80 años rodeado de su nueva pareja, familiares, amigos y personalidades del mundo de la política y la sociedad.
El autor de «La casa verde» y «La tía Julia y el escribidor» celebró su 80 aniversario con una fiesta para 300 invitados a la que asistieron, entre otros, seis ex presidentes: los españoles Felipe González y José María Aznar, así como sus homólogos latinoamericanos Sebastián Piñera (Chile), Andrés Pastrana y Álvaro Uribe (Colombia), y Luis Alberto Lacalle (Uruguay).
Además, en el hotel Villamagna de Madrid, se dieron cita el cantante Enrique Iglesias -hijo de Isabel Preysler- y su novia Anna Kournikova, que viajaron expresamente desde Rusia a España para felicitar a Mario antes de poner rumbo a Estados Unidos.
El resto de los hijos de la mujer también felicitaron al Nobel, aunque no pudieron acudir a la cena por diversos motivos.
Desde Buenos Aires, el presidente Mauricio Macri envió un video filmado en la Casa Rosada en el que bromea sobre la vitalidad del novelista: «Sé que estás viniendo a la Argentina para la Feria del Libro. Lo primero que te voy a preguntar es cuál es la pastilla que tomás para llegar a los 80 tan impecable», saluda el mandatario.
Vargas Llosa dedicó a su nueva pareja -por la que rompió su matrimonio de 50 años con Patricia Llosa- las últimas palabras del discurso con el que agradeció la celebración de su cumpleaños, una intervención en la que no faltó la reivindicación de la creación literaria, así como tampoco una condena de los regímenes de Cuba y Venezuela y una defensa de la democracia en América Latina.
La alocución del escritor cerró un turno de intervenciones en el que también participaron su hijo Alvaro y el escritor Juancho Armas Marcelo.
«Me cuesta mucho escribir y al mismo tiempo me ha hecho gozar extraordinariamente», sostuvo Vargas Llosa, quien además prometió no abandonar nunca la «aventura inimaginable» de ejercitar la imaginación, ya que «escribir es lo mejor que le puede ocurrir a una persona en el mundo».De la celebración participaban periodistas, personalidades de la cultura, ecritores como Rosa Montero, Santiago Roncagliolo, Juancho Armas Marcelo y Julián Cebrián.
Mientras que desde la esfera política acompañaron al Nobel el ministro de Industria y Turismo de España, José Manuel Soria; el embajador de Estados Unidos, James Costos, junto a su marido, el diseñador Michael Smith; y Mitzy Capriles, esposa del dirigente opositor venezolano Antonio Ledezma.
Mañana y el miércoles se celebrará en la Casa de América de Madrid un seminario organizado por la Fundación internacional para la libertad, presidida por el Nobel. Del encuentro participarán el primer mandatario español, Mariano Rajoy; los ex presidentes Felipe González y José Marí­a Aznar, de España; Sebastián Piñera, de Chile; Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, de Colombia; y Luis Alberto Lacalle, de Uruguay; y escritores como el turco Orhan Pamuk, el español Javier Cercas y los cubanos Carlos Alberto Montaner y Yoani Sanchez.
Vargas Llosa participará de la 42da. Feria del Libro de Buenos Aires que se desarrollará del 21 de abril al 9 de mayo próximo.

Un autorretrato 

«Siento la misma inseguridad ahora cuando comienzo una novela que cuando escribí mis primeros cuentos cuando era adolescente«. Con la practica de la vocación lo que crece es el sentido autocrítico… pero la inseguridad la sigo sintiendo como cuando era un adolescente».
«Creo que soy muchas cosas pero fundamentalmente un escritor», sentenció Vargas Llosa en un personal autorretrato delineado de mano de la española Cadena Ser.
Escritor, político, viajero y hombre de familia, expresó su preferencia por el libro de papel y escribir a mano, algo que hace con todas las primeras versiones de sus escritos: .
«El ritmo de mi pensamiento está totalmente condicionado al ritmo de la mano. Creo que pertenezco a la última generación de escritores que va a dejar manuscritos», aseguró quien sin embargo goza en la computadora «muchísimo buscando la palabra y la frase justa, cortando, cambiando el orden de las historias».
El escritor -que se confesó amante de la «disciplina», el «orden» y la «continuidad»- consignó: «Si tuviera que definirme entre todos los géneros diría que soy sobre todo novelista, luego dramaturgo y luego ensayista», aunque «el periodismo -reconoció- me mantiene en contacto con la historia que se va haciendo y ha sido una fuente riquísima para mis novelas y mis historias de teatro».
Trabajar de manera disciplinada, es la «única forma en la que puedo sacar adelante una novela o una obra de teatro».
«La disciplina, el orden y la continuidad para mí es absolutamente fundamental. Incluso trabajo los fines de semana también porque cuando corto un día, ese pequeño bache, hace que se me desmorone lo que estoy haciendo», advirtió.
Vargas Llosa aseguró no pensar en el lector cuando escribe: «Sigo siendo un convencido de que lo mejor que le puede pasar a una persona en la vida es ser lector. Yo creo que la buena lectura es el placer supremo», aseveró que descubrió a los cinco años cuando aprendió a leer. «El lector soy yo», dijo sin titubear.
«Los años sirven, cuando uno es escritor por lo menos, para saber una cosa: que el veredicto definitivo sobre lo que uno ha escrito, si va durar o no va a durar, no lo puede dar nunca nuestro propio tiempo. Sólo la posteridad determina la verdadera cualidad de una obra, la excelencia o el fracaso total. El veredicto no viene jamás de los contemporáneos», sentenció.
Tras la reciente publicación de la novela «Cinco esquinas», Vargas Llosa cumplirá con un sueño de larga data: la publicación de dos tomos, con ocho de sus obras, en la prestigiosa colección francesa La Pléiade, que alberga el canon de la literatura universal.
En la celebración de su 80 aniversario el escritor recibió junto a su pareja, Isabel Preysler, a cerca de 400 invitados en una fiesta privada del lujoso hotel Villa Magna, en Madrid, y por primera vez no no viajó a su ciudad natal de Arequipa para celebrar junto a su familia y realizar personalmente la ya tradicional donación de libros que desde 2012 hace a la biblioteca homónima regional, que este año consistió con 3100 ejemplares.