Por Mario Luzuriaga

Ariel Winograd es uno de los directores argentinos que siempre apuesta a la comedia moderna. «Vino para robar», «Sin hijos» y «Permitidos»cautivaron al público por su contenido, que roza en ciertos puntos al espectador. En este caso lo logró a medias, haciendo una comedia en la que el público no se sentirá del todo identificado.

Víctor Garbo (Peretti) es un hombre totalmente ajeno a lo que sucede dentro de su casa y de la vida de sus hijos y minimiza las tareas domésticas que realiza su esposa Vera (Carla Peterson). Es por eso que la mujer decide tomarse unas vacaciones y Víctor deberá hacerse cargo de los quehaceres hogareños y tratar de conocer un poco más de sus hijos Bruno, Lara, Tato y Lolo. Durante ese período, Garbo vivirá las situaciones más desopilantes de su vida.

Diego Peretti es uno de los más grandes actores de nuestro país, y en esta oportunidad construyó un muy buen personaje. Uno de esos padres chapados a la antigua, como nuestros abuelos, cuando era normal estar ajenos a lo que sucede dentro de la casa, y sólo responder por su trabajo y otras actividades. Pero que ama a sus hijos a su manera.

Peretti demuestra su habilidad y maestría como actor, cuando vive todas estas situaciones «límite» (para un hombre así), como llevar a los chicos al colegio, preparar el desayuno o lavar la ropa.

El resto de la comedia es un tanto extraña, ya que el director realiza un humor del tipo americano, en su versión argentina, que puede funcionar para el público de Capital Federal, pero no para el resto del país. Se ven situaciones divertidas y un Peretti impecable, pero al film le faltó algo más para que pueda convertirse en una de las comedias de año.

Calificación: Regular.