La carrera del reconocido actor estadounidense Kevin Spacey tuvo un antes y un después a partir de las denuncias por delitos sexuales en su contra. Pero además de los delitos de los que se lo acusa hay algo muy llamativo en estos casos. Es que tres de los denunciantes fallecieron luego de las denuncias.

Uno de sus denunciantes fue el escritor noruego Ari Behn, quien acusó a Spacey de haber tocado sus partes íntimas debajo de una mesa durante un concierto del Premio Nobel de la Paz en 2007.

Esto lo hizo público diez años después y el actor nunca respondió a esa acusación. Este jueves trascendió que Behn se suicidó. Tenía 47 años. Se convierte así en la tercera persona que denucia al actor y que fallece poco tiempo después. La primera muerte fue la de la enfermera Linda Culkin, quien en 2009 escuchó a uno de sus pacientes contar cómo el ganador del Óscar le había acosado sexualmente.

A partir de allí, la mujer, que sufría trastornos mentales, comenzó a hostigar al actor. Primero inició una campaña por redes sociales y después le envió cartas, amenazas de bomba e incluso sobres con un polvo blanco.

Todo esto hizo que fuera arrestada y que tuviera que pagarle al actor una indemnización de $124 mil dólares. En 2014 fue condenada a 51 meses de prisión. Cuatro años después de eso, murió al ser atropellada por un auto cuando se dirigía a su casa. Tenía 59 años. La segunda muerte se produjo en septiembre de este año.

Se trataba de un masajista, cuya identidad jamás trascendió para preservarlo en la causa, y que lo denunció en 2018 por agresión sexual en su mansión de Malibú.

Según el denunciante, Spacey lo habría obligado a agarrar sus genitales durante una sesión de masajes en su residencia privada. Su abogado fue el encargado de informar que el masajista había muerto, pero no se dio a conocer cuál fue el motivo.