Después de presentaciones en distintas ciudades del país, vuelven por segunda vez a Rosario los «Redonditos» originales, reencontrándose sobre los escenarios y haciendo revivir el espíritu como «Los Decoradores».

En el marco de esta Kermesse, y como aperitivo del encuentro y la fiesta, habrá también un espacio con muestras y exposiciones de objetos, libros y pinturas del imaginario redondo.

Esto será el próximo viernes 23 a las 22 en el teatro Vorterix y «Semilla» Bucciarelli dialogó con Conclusión.

—Sos una de las personalidades más importantes del rock nacional, ¿cómo convivís con ese «título»?

—Naturalmente yo nunca me puse una mochila de nada. Desde que empecé a tocar con Los Redondos, cuando fue creciendo todo hasta ahora. Yo lo tomé todo de manera natural, caminaba por la calle y podía charlar la gente normalmente. No le doy mucha bola cuando me gritan «genio» , realmente no me produce nada.

—Está en vos no crear ese ideal.

—No me costó nada y eso fue lo que generó tener una relación más fluida con la gente.

—¿Te gusta tener ese contacto con la gente?

—Me gusta estar cerca del público, me pone un poco nervioso cuando te ven y lloran, que me pone en un lado difícil. Pero lo entiendo por el cariño que ellos te dan y es buena onda. Me ponen bien a mi y eso les hace bien expresarse.

—Es la segunda vez que tocan en Rosario, ¿cómo fue la primera experiencia?

—Fue buenísimo ya de por si el evento es una fiesta y fue muy emotivo.

—¿De dónde viene el nombre «Decoradores»?

—Surgió de un chiste interno. Lo leí a Solari mientras opinaba sobre Skay (ex guitarrista de Los Redondos). El decía que la guitarra de Skay era una «decoración» y me pareció fuerte y gracioso. Entonces pensé que todos somos «Decoradores» (risas). Lo digo con cariño al Indio lo quiero mucho.

—Sos artista plástico y esto me deriva a cómo relacionas la música con la plástica.

—Desde muy chico tuve los dos gustos, en la adolescencia me acerqué más a la música porque pude comprar mi primer guitarra y demás. La diferencia entre las disciplinas, es que en la música tenes que estar con un grupo de gente; y en la plástica todo es más solitario. Yo desarrollé más la parte del dibujo y pintar con aerógrafos. Yo quise unir las dos cosas y es lo que estamos haciendo ahora con Sergio Dawi. Las dos cosas me hacen muy bien.

—¿Alguna de tus obras fueron inspiración a la hora de componer?

—Yo cuando pinto no escucho música, lo hago en silencio y si quiero escuchar música me voy a tocar. Por suerte en mi taller tengo todo conectado. Nunca me inspiraron, siempre se me hizo difícil componer una canción. Yo compongo música y no puedo pensar en alguna letra porque no le veo el final. Yo trabajo la tela o la madera y empiezo a mancharla, después la pintura me viene diciendo.

—También apareció tu faceta en uno de los discos de Los Redondos.

—En el disco doble hice «Cordero atado». Me cuesta mucho trabajar sobre un solo tema, entonces los chicos querían que haga algo que tenga que ver con la canción. La verdad que fue una prueba y como no salía nada, los chicos vinieron y me sacaron los dibujos y lograron que tenga un sentido (risas).