MARTES, 26 DE NOV

Se cumplen 98 años del nacimiento de Julio Sosa

El cantante de tango uruguayo revitalizó la música porteña a comienzos de los 60, cuando ya comenzaba el auge del rock. Falleció en un accidente fatal a los 38 años en 1964.

 

Un 2 de febrero de 1926, nacía en Las Piedras, Uruguay, Julio María Sosa Venturini más conocido como Julio Sosa, el cantante de tango uruguayo que alcanzó la fama en las décadas de 1950 y 1960, siendo uno de los mayores íconos de la historia del género, apodado como «El varón del tango».

Sus comienzos profesionales fueron como vocalista en la orquesta de Carlos Gilardoni en la ciudad de La Paz. Se trasladó luego a Montevideo, para cantar con las de Hugo Di Carlo, Epifanio Chaín, Edelmiro D’Amario y Luis Caruso. Con esta última, llegó al disco, donde dejó cinco interpretaciones para el sello Sondor en 1948.

Se fue a Buenos Aires en 1949. Llegó a triunfar en el Río de la Plata, siendo considerado uno de los cantores de tango más importantes de la segunda mitad del siglo xx. Durante sus 15 años de trayectoria en Argentina, Sosa fue cantor de tres orquestas, entre las que se destacan sus grabaciones con la orquesta de Armando Pontier y luego con la de Leopoldo Federico.

Su trágico fallecimiento en un accidente de tránsito, en el mejor momento de su carrera, le cercenó la posibilidad de seguir en vigencia como un gran cantante al que el público argentino admiró y lo hizo ídolo, a punto tal que concurrió masivamente a su velorio en el Luna Park, pese al día lluvioso en el que fue su sepelio.

“Su muerte fue tremenda y llena de matices de leyenda: era una cena de despedida. Sosa jamás cantaba en reuniones. Pero esa noche sí. Y cantó tristes tangos que casi no se le conocían. Y él, que tenía una dicción perfecta tuvo que cantar nueve veces «Aquel tapado de armiño» porque no podía pronunciar «te lo pude al fin comprar». Estuvo sorprendentemente cariñoso con sus compañeros: «Ustedes son mi familia». (…) A los cinco minutos, ya solo en su coche, enfiló por la ancha avenida, exactamente sobre la línea demarcatoria. Un vigilante vio que se acercaba a 120 por hora a la baliza. Derecho, en línea recta. Hacia la muerte”. (Eduardo Rafael, «Varón, pa’ quererte mucho»).

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