El cine fue uno de los rubros que más se vio afectado por la pandemia. Cerraron en marzo pasado Si bien hay salas funcionando en provincias como Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Chubut y Santiago del Estero, la mayor parte del país no consiguió las autorizaciones correspondientes.

El protocolo tiene 28 páginas y fue presentado por varias partes: sectores de salud, cultura, sindicales y la Superintendencia de Riesgos de Trabajo. El paso siguiente es que el Ejecutivo dicte un nuevo decreto eliminando la prohibición vigente o que cada provincia solicite la excepción, que fue lo que sucedió con las salas de teatro.

Entre las medidas del protocolo nacional, que se redactó en base a los modelos y ejemplos de varios países que ya han abierto sus salas de cine al público, se establece -entre otras cosas- que las salas podrán abrir sus puertas con capacidad al 50%. Además serán higienizadas y sanitizadas antes y después de cada función y el uso de tapabocas será obligatorio, salvo cuando se ingieran alimentos o bebidas.

El criterio de ocupación de los asientos estará determinado también por las llamadas «burbujas sociales de recreación», que son aquellos espacios de proximidad entre personas unidas por algún vínculo que acuden juntas al cine. Esas burbujas no podrán superar las seis personas y podrán ver la película en butacas contiguas. Será posible entonces ver, una vez reabiertos los cines, que el público podrá seguir una función en soledad o como parte de esas «burbujas sociales» a partir del vínculo. La separación entre personas o entre esas «burbujas sociales» y el resto deberá ser de 1,5 metros a 2 metros.

Las funciones tendrán un cronograma destinado a reducir al máximo los riesgos de congestionamiento o acumulación de público entre función y función, así como permitir la desinfección de las salas. Las puertas se mantendrán abiertas entre función y función durante 10 minutos por lo menos. También están contemplados los criterios expresos para garantizar la correcta ventilación de las salas.