Por Elisa Soldano

El dibujante y humorista gráfico Miguel Rep presentó en la tarde de este jueves su libro «Evita, nacida para molestar», en el Teatro del Sindicato de Empleados de Comercio (Corrientes 450).

En esta obra, Rep se propone repasar, a través del humor y de los dibujos, la vida de una figura que transformó la política argentina, como fue Eva Duarte. En doscientas páginas, el libro abordará la vida de Evita desde su nacimiento en Los Toldos, pasando por su actividad política, hasta su muerte.

Conclusión dialogó con el artista, quien rescató la importancia de hacer humor con Evita para sacarla del lugar estático de la muerte en el que la derecha quiso ubicarla.

– ¿De qué se trata «Evita, nacida para molestar»?

– Sigo con mi periplo. Aquí ya estuve hace un poco más de un mes en la en la Feria del Libro, es una larga gira que va a continuarse y que me sirve para mostrar mi Evita. Una Evita que siempre fue de todos los demás y faltaba que fuera mía. El libro se llama «Evita, nacida para molestar», consta de seis capítulos, a partir de su nacimiento en Los Toldos pasando toda su vida pública hasta su muerte y la post muerte también, son cien años de Evita. Para ello investigué, leí, miré, procesé, dibujé, hice humor y ahora está el libro.

– ¿Qué descubriste de todas éstas diferentes etapas de Evita?

– Siempre me conmocionó Evita, escucho un discurso y tengo una conmoción. Me faltaba poner manos a la obra. Todo eso que tenía disperso en la cabeza, todas esas postales que se te van haciendo de Evita, hace décadas que la vengo curioseando y ahora lo hice más rigurosamente. Leí textos biográficos, biografías serias y literatura y cine sobre ellas, además vi muchas fotos, porque aparte de escribir, la dibujo y tenía que incorporar a mi mano para hacerla navegar durante doscientas páginas del libro a Evita, a mí Evita.

Mi Evita es costosa, me costó mucho descubrir esa cara, los rasgos. Por las reacciones que tienen los lectores, creo que he logrado hacerla carne, que lata, que tenga un latido del corazón como para hacer humor de ella y no dejarla en un lugar estático de la muerte, como quiso siempre la derecha, me parece que Evita no se merece eso y que éste es un momento necesario, necesitamos a Evita porque la política gobernante es anti-Evita.

– ¿Por qué nacida para molestar? ¿Qué descubriste de esta molestosa?

– Es el punto de vista de un humorista, yo también nací para molestar. Ella nació más que para molestar, para hacer cambios profundos. Pero yo quería defender esta idea de molestar porque me parece que un libro de humor no tiene que decir las cosas ensayísticamente sino que tiene que simpatizar. Ella fue una mujer molesta, una nena molesta, una adolescente molesta, una actriz molesta, que molestó por sobre todas las cosas a la oligarquía, molestó a las clases poderosas y siguió molestando después de muerta.

Llegó un punto en el que por culpa de la ópera Evita, por culpa de Madonna, por culpa de la universalización del mito, dejó de molestar tanto. Hubo unos años en Argentina en que Evita bajó su intensidad de lucha porque las cosas iban mejor, pero en cuanto empieza a ir peor Evita vuelve a encenderse y las juventudes vuelven a embanderarse con ella. Lo que hay que hacer es cambiar siempre a Evita, hay que aggiornarla. Creo que este libro la aggiorna en un punto de vista más humorístico, más humano, más terrenal y no muestra a aquella mujer que uno ve en un sindicato o en un busto dorado, o la mina que está enterrada en Recoleta, o la que quiso Madonna o la que quiso Santa Evita de Tomás Eloy Martínez.

Mi Evita se parece más a aquella que nació en los Toldos, a aquella que se crió bastarda en Junín, que huyó hacia Buenos Aires, que le fue muy mal como actriz y que un día se encuentra con el coronel Perón, se enamoran, producen el quilombo que producen, se casan. Él ejerce la presidencia, ella aprovecha al Estado para asistir a los que menos tenían. Así restablece y resignifica lo que ha sufrido para que los chicos a los que ella dio no sufran la falta de derechos, la famosa cosa de donde hay una necesidad hay un derecho, y entre ellos el voto femenino. Ella era una feminista de su época, también está eso en mi libro. Es un libro de alguien actual revisitando aquella existencia maravillosa que fueron aquellos 33 años de Evita.

– ¿Qué significó para vos trabajar en un personaje como Evita y adaptarlo a esta actualidad donde los movimientos feministas están teniendo cada vez más espacio?

– Es la parte más cuidadosa del libro. Lo que más cuide es el tema de escuchar a las mujeres en esta revolución femenina y ver cómo Evita se implantaba para poder decir y poner en su boca el feminismo de su época, de su contexto. Luego corroboré que hay mujeres que consideran a Evita una feminista, en otras circunstancias. Pero es un libro hecho para hoy, para el feminismo de hoy, con todos los matices que tiene el feminismo, capaz que hay feministas que no van a estar de acuerdo en que Evita era feminista. Pero hay que observar el momento en que ella tuvo ese poder y pudo otorgar a los que menos tenían, entre ellos la mujer, que siempre fue lo negro del mundo, como diría Lennon.

Así que a mí me parece que Evita era una feminista. Era una entregada a la pasión y Evita en mi libro es un cuerpo también, es un cuerpo gozoso y sufriente. En mi libro Evita tiene sexo con Perón, tiene dolencias, tiene agonía, tiene muerte, tiene rebeldía, todo lo que yo percibí que una mujer común tenía en su existencia. Ella podría no haber aprovechado esos momentos extraordinarios, podría haber sido una primera dama más, casada con un militar conservador y sin embargo pateó el hormiguero y por eso la odiaron tanto y la siguieron odiando después de muerta. Toda esa comprensión y complejidad que tiene Evita en vida y en muerte yo traté de procesarla en dibujos y en humor.

– Decías que vos como artista también naciste para molestar, ¿cómo es combinar el arte con las causas sociales y políticas?

– Yo no soy un humorista político, yo soy un humorista histórico. Me gusta agarrar las cosas históricas y contar el devenir actual con la historia. Me parece que un humor político posible es la historia, la que explica por qué estamos parados acá, en qué nos equivocamos, en qué acertamos. Siempre mostré mi ideología, así que esa es mi jugarreta ideológica y ahí me muevo y hago dibujos, eso no significa que soy un bajador de línea, para nada, mis dibujos -e incluso los de Evita- son cuestionadores, porque creo que todos merecemos cuestionamientos. La gente sabe que en esa entrega ideológica van a encontrar un producto lo más artístico posible, en ese sentido soy más que nada un perseguidor de la belleza, pero también la belleza es política.

– ¿Cómo ves la relación entre el arte y la política?

El arte es política, todo es político. Para mí la política es un instrumento, es una vitalidad, a mí me define, me sincera, pero no soy solo eso, también hago dibujos que tienen contradicción con mi postura, porque trato de utilizar otras máscaras que me da el arte para ser otro u otra, si no para eso me dibujo yo y cuento mías días y ya está, curro con eso. Me parece que uno tiene que disfrazarse de muchas cosas, observar, hacer laboratorio con eso y la gente verá. Nunca me interesó la objetividad y la neutralidad, quiero que sepan en qué postura estoy y desde dónde dibujo.

– ¿Cómo ves las políticas relacionada al arte en la actualidad?

Este es un gobierno nacional que detesta la cultura. Creo que la cultura está muy adormecida porque lo que ha ganado es la subjetividad neoliberal, que significa que todos somos números, todos estamos detrás de un logro capitalista. Entonces hoy las producciones culturales no dan rédito y eso genera una lucha, una resistencia cultural que va a ser muy necesaria observar en el futuro, pero que no alcanza porque la gente está muy amargada. El artista también es un reflejo de la tristeza y de la amargura que hay en la gente. Solamente vamos a ser mejores y más felices cuando cambiemos el semblante, cuando no nos veamos tan miedosos. Hoy hay una tristeza general, hay una derrota que todavía sigue despejando burbujas y por eso el arte un día va a ser visto como una cuestión artificial. Nos tenemos que rearmar y ver cómo reaccionamos ante esto, mientras hay vida hay arte.