Se llevó adelante una jornada de reflexión y debate llamada “A 50 años de los Rosariazos: archivos, imágenes, memorias y relatos» organizado por el Grupo de Estudios de Fotografía Latinoamericana Contemporánea en la instalaciones del ECU (Espacio Cultural de la Universidad).

Leticia Rigat, coordinadora del grupo comentó a Conclusión «la idea fue convocar a charlas con especialistas, académicos y fotógrafos que pudieran ayudar a pensar y a reflexionar sobre lo que es la producción de imágenes, sobre lo que es la protesta social, sobre lo que es la dimensión estética de lo político en dialogo tanto la academia como los propios productores de las imágenes».

«La idea surge en octubre del año pasado cuando el equipo de investigación que se había conformado en ese momento, o sea el grupo de estudio sobre fotografía latinoamericana contemporánea, que es de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNR».

El certamen se desarrolló de manera asistida y participativa. Dentro de los profesionales que participaron estuvo el testimonio de Luis Etcheverry, quien fue cronista de esos sucesos, como también participó Enrique Marcañan y José Granata, fotógrafo el primero y el segundo camarógrafo que retrataron el Cordobazo, quienes relataron cómo fueron los acontecimientos, cómo se manejaban las noticias, cómo se enviaban, entre otras cuestiones.

Sobre la temática que giró en torno a las charlas, la profesional del Conicet expuso que «fue la construcción del archivo para la memoria, cómo archivar el presente que fue un tema de debate el año pasado, justamente ahora con esto de la desmaterialización de la imagen, cómo y qué guardamos del gran caudal de imágenes. Cuando digo estética digo cómo se genera una visualidad en el espacio público de estas revueltas o estos levantamientos sociales. La protesta social tiene una estética propiamente dicha«.

«La propia protesta ha ido cambiando a nivel histórico y eso se ve reflejado en la producción de imágenes. Lo que cambia profundamente ahora es que todos somos productores de imágenes. Hay tantos dispositivos en el registro de los acontecimientos, que hay mucha producción de imágenes y su circulación fundamentalmente ha cambiado», concluyó Rigat.