MIéRCOLES, 27 DE NOV

Publicarán más de cien dibujos inéditos de Franz Kafka que estuvieron 63 años en una caja fuerte

Las obras fueron salvadas de la destrucción por decisión de su amigo y albacea, el escritor checoslovaco Max Brod, que desoyó la orden del autor de "La metamorfosis" de quemarlos una vez muerto, al igual que sus manuscritos.

 

Más de un centenar de dibujos inéditos de Franz Kafka (1883-1924) realizados especialmente cuando el escritor era un joven estudiante universitario, sumados a otros ya editados, se publicarán la semana próxima, luego de permanecer 63 años en una caja fuerte.

Los dibujos, que ahora se publican, fueron salvados de la destrucción por decisión de su amigo y albacea, el escritor checoslovaco Max Brod, que desoyó la orden del autor de «La metamorfosis» de quemarlos una vez muerto, al igual que sus manuscritos.

A los 41 dibujos, editados en 2002 y 2011, se suman otros 122, que un grupo de siete editoriales de diversos países publican por primera vez y que en español llegan de la mano de Galaxia Gutenberg, en una obra que además de los dibujos, incluye un estudio sobre ellos y su historia a cargo de Andreas Kilcher, Judith Butler y Pavel Schmidt.

Su amigo Brod que admiraba los dibujos de Kafka y le solicitaba los borradores e incluso los recuperaba una vez que el escritor los descartaba, cuando huyó de los nazis que invadieron Praga en 1939, se llevó a Palestina -en un largo viaje en tren y barco- los dibujos y otros materiales del autor de «El castillo».

Una vez en Palestina, Brod depositó los manuscritos, que pertenecían a cuatro sobrinas de Kafka -sobrevivientes del Holocausto- en la biblioteca del editor y coleccionista Salman Schocken, quien publicó las Obras Completas, mientras depositó en una caja de seguridad de un banco de Tel Aviv, los dibujos.

Pero, cuando estalló en 1956 la crisis del Canal de Suez, temiendo la desaparición del Estado de Israel, Brod trasladó todo a cuatro cajas fuertes de un banco de Zúrich, y luego legó su parte a su secretaria, Ilse Ester Hoffe, según el diario El País.

La oposición de Brod de destruir los textos y dibujos permitió además que se conociera la obra «El proceso» (1915) del autor checo, quien se consideraba un mal novelista.

Los dibujos, que ahora ven la luz, pertenecen al período que va de 1901 al 1907, en la etapa que el autor asistió a la Universidad Alemana de Praga, donde tomó clases de dibujo y era asiduo a los cursos de Historia del Arte.

De estilo expresionista, las figuras humanas aparecen frágiles, enigmáticas, inquietantes, y a veces con algún rasgo animal.

Algunos dibujos «desafían la coordinación cinestésica de las partes del cuerpo»: parecen desorientados y carecen de coordinación, o de movimiento intencionado, sostiene la filósofa Judith Butler en uno de los textos que incluye el libro, que agrega que a veces las cabezas (o los círculos que las representan) estén separadas de un cuerpo que tiene a menudo extremidades larguísimas.

Los dibujos de Kafka abrevan, a la vez, en el arte japonés y, en la caligrafía, aparecen trazos muy negros y anchos, según un estudio del suizo Andreas Kilcher que también incorpora el libro, de 356 páginas.

Estos dibujos eran los únicos materiales sin editar hasta el momento del escritor. «Sólo quedan unos apuntes de cuando era estudiante de hebreo”, según el editor de Galaxia Gutenber, Joan Tarrida, que publica la obra completa del autor checo en España y anuncia que en 2022 se dará a conocer el segundo volumen de la correspondencia del escritor, realizada entre 1914 y 1918.

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